Por La Opinión Popular - 05-10-2024 / 19:10
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
¿El Pacto de Mayo, que Frigerio le firma a Milei, le sirve a Entre Ríos?
Se acerca el día en que se concretará el Pacto de Mayo, pensado para el mes que le da el nombre, pero que será realizado el 9 de julio, tras conseguirse la aprobación de la Ley Bases. Algunos mandatarios van a acompañar convencidos, otros por compromiso y otros para que no los castiguen. El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, se anotó rápido para su firma en Tucumán. Para él, suscribir el pacto al que convoca el presidente es: "Poner nuestra firma para ese norte que tenemos en común", sin aclarar que es una adhesión sin discusión ni qué ventajas tiene para la provincia que gobierna.
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
¿El Pacto de Mayo, que Frigerio le firma a Milei, le sirve a Entre Ríos?
Se acerca el día en que se concretará el Pacto de Mayo, pensado para el mes que le da el nombre, pero que será realizado el 9 de julio, tras conseguirse la aprobación de la Ley Bases. Algunos mandatarios van a acompañar convencidos, otros por compromiso y otros para que no los castiguen. El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, se anotó rápido para su firma en Tucumán. Para él, suscribir el pacto al que convoca el presidente es: "Poner nuestra firma para ese norte que tenemos en común", sin aclarar que es una adhesión sin discusión ni qué ventajas tiene para la provincia que gobierna.
Lo que busca Milei es una foto política, en un pacto que no fue pactado, una farsa con gobernadores, todos vestidos de traje oscuro, haciendo como si pactaran. Pretender, como plantea el porteño Frigerio, que el Pacto de Mayo va a ser una panacea para la provincia y el país proyecta el conflicto que tiene el oficialismo, libertario y macrista, a causa de las expectativas que propagandiza y de la realidad con la que se estrella: el muy difícil presente del pueblo. Suena imposible que el Pacto vaya a mejorar la cotidianidad de los entrerrianos. Por el contrario, van a ser muchos los que no se sientan más libres, pero sí más pobres.
El pacto tiene diez puntos que no tienen relación alguna con la feroz recesión actual, el brutal aumento de la pobreza, el cierre de cientos de empresas y comercios, la retirada de grandes compañías trasnacionales, pero Milei y Frigerio, no lo tienen en cuenta. Y Tucumán será el escenario de un nuevo choque entre las expectativas que surgen del delirante discurso libertario y la realidad concreta que debilita los sueños de grandeza del oficialismo. El Pacto de Mayo ha sido presentado por Milei como el cimiento para refundar la Argentina, pero de su lectura se ve que es solo un pacto fiscal sin demasiadas precisiones, colmado en expresiones de anhelo y hasta redundancias.
Ninguno de los diez puntos tiene una sola medida que consagre derechos o beneficio para la gente, ni habla de la pobreza, el trabajo, la producción o el medio ambiente. No hay un solo punto que se relacione con los problemas cotidianos de los entrerrianos ni que beneficie a la provincia. Antes de firmar, Frigerio debería analizar diez los puntos del acta. Comenzando por el primero, que propone la inviolabilidad de la propiedad privada. Como si el ordenamiento jurídico argentino no orbitara ya alrededor de esa garantía.
El punto 2 declara innegociable el equilibrio fiscal, aunque a veces fuese imprescindible flexibilizar esa cuestión. Y es un postulado vinculado a lo financiero, no al diseño institucional de un país a refundar. El punto 3 manda achicar el Estado, para que sostenerlo no insuma más del 25% del PBI. Si va a ser más chico y más barato, la contraprestación obvia consiste en pagar menos impuestos. Que ello se aclare en el punto 5 es redundante.
El punto 4 propone que la educación de niños y adolescentes sea útil, moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar. Pero si hay distritos que no cumplen con estos postulados ya están incursos en las causales de intervención federal del artículo 5 de la Constitución Nacional. Ese punto fue pedido por la oposición "dialoguista" y se puso en reemplazo de otro que pretendía una reforma política. Aunque no figura el garantizar la gratuidad de la educación.
El punto 6 es un asunto a leer con detenimiento. "La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual que padecen las provincias". ¿Frigerio sabe qué es exactamente lo qué significan los términos de este apartado? La Coparticipación tiene dos niveles. La primaria discrimina cuánto de la torta de los impuestos retiene la Nación y cuánto quedará para las provincias. Como el Estado nacional se achicará, ¿cederá más porcentaje a las provincias? Parece inverosímil. Resulta irónico este punto porque la mayoría de los gobernadores asistirá al convite por la extorsión de un gobierno nacional centralista que saquea al interior federal.
Los puntos restantes son de neto contenido económico. El 7 compromete a las provincias a avanzar en la explotación de recursos naturales, como el litio, para entregárselo a extranjeros. El 8 impulsa una reforma laboral, sin más precisiones que el adjetivo "moderna", para barrer con los derechos de los trabajadores. El 9 propone una reforma previsional, sin más detalle que darle "sostenibilidad al sistema", aunque la intención es licuar las jubilaciones.
El punto diez habla de la "apertura de Argentina al comercio internacional", pero Milei se peleó con los socios comerciales más importantes del país, Brasil y China. Habla de apertura y se fue del BRICS y puso al borde la ruptura con grandes inversores en obras como Rusia y China. Lo real es que Milei promueve la apertura del comercio internacional solo con EE.UU. e Israel, para abrir indiscriminadamente las importaciones que destruyan la industria nacional. Pero esta es una atribución de la Nación, por lo que no queda del todo clara la razón por la que Frigerio debe suscribirlo. Salvo que se lo quiera sumar como cómplice del industricidio.
Aún para Milei y Frigerio que los une la ideología neoliberal, las intenciones que pueda contener este decálogo de indefiniciones son desbordadas por el berretin libertario de que un nuevo país surgirá de este Pacto. Milei hace de las expectativas su plataforma política. Es el todo. Si las expectativas caen, no tendrá una estructura suficiente para amortiguar esa caída, que puede ser muy dura.
Es que el experimento anarco capitalista de Milei, que Frigerio apoya, sufre una contradicción entre las expectativas que promueve mediante su grandilocuente discurso oficial y la realidad concreta. Los últimos días dejaron a la vista esta situación de manera descarnada. En Praga, el Presidente se postuló a sí mismo para recibir el premio Nobel de Economía. Días después, el gabinete económico dio una conferencia de prensa que dejó más dudas que certezas sobre la segunda etapa del programa del mandatario que se dedica a reescribir la teoría económica.
El lunes y el martes pasado se dispararon el dólar blue y el riesgo país, a la vez que se desplomaron las acciones de las empresas argentinas en Wall Street. El terremoto financiero que signó el comienzo de esta segunda mitad del año se debe a una de las expectativas que generó Milei, inclusive desde la campaña: el levantamiento del "cepo" cambiario. Finalmente, no ocurrirá tal cosa en el corto plazo, lo cual decepcionó al "mercado", que reaccionó de mala manera.
En la historia de la Patria, los pactos que fundaron el Estado nacional fueron cosa seria. Tanto es así que el Preámbulo de la Constitución Nacional los menciona desde un principio: los representantes del pueblo se reúnen para dar cumplimiento a los pactos preexistentes, que postulan la organización de un gobierno central, anhelan una Ley Suprema que materialice un Estado Nacional, que ahora Milei quiere destruir, y hasta hacen patente la necesidad de que un congreso general constituyente se encargue de ello. Un último elemento común: en todos los casos, la provincia de Buenos Aires firmó esos pactos, ahora no. Porque como el mismo Preámbulo plantea, el primer objetivo es "constituir la unión nacional". El Pacto de Milei es todo lo contrario.
Es evidente que Milei busca, en un momento de debilidad, sumar a los gobernadores a las líneas generales de algunas políticas fiscales, tributarias, económicas y financieras neoliberales. El problema son las expectativas: pretender que el país será refundado por un anarco capitalismo, que no se implementó en ningún país del mundo, manejando vaguedades y reiteraciones, presenta un desfase descomunal con la realidad. Ya que se llame Pacto de Mayo y vaya a ser suscripto en julio debería ser suficiente indicio. Como no fue consensuado, no es un pacto sino una declaración que no puede obligar a nadie. Y es muy probable que todo se olvide en agosto, porque la única certeza del segundo semestre es que a Milei y Frigerio, conflictos sociales no van a faltar.
La Opinión Popular