Por La Opinión Popular - 05-07-2024 / 11:07
PANORAMA POLÍTICO ENTRERRIANO
Milei ningunea a Frigerio, que se traga el destrato para no perder más recursos federales
Para Javier Milei, el interior provincial no parece territorio argentino: apenas figura en la planilla de liquidación de la copar-ticipación, que por otra parte es lo único que la Nación mantiene en su relación con las provincias. Ya no hay subsidios al transporte del interior -y el resto de las obligaciones están en retirada- ni Fondo de Incentivo Docente, ni envíos para las cajas de jubilaciones, ni partidas para obras públicas, y tienden a cero los recursos no automáticos. Nada de eso reclama el gobernador Rogelio Frigerio, que se traga el destrato de Milei inquieto por no perder más recursos nacionales.
PANORAMA POLÍTICO ENTRERRIANO
Milei ningunea a Frigerio, que se traga el destrato para no perder más recursos federales
Para Javier Milei, el interior provincial no parece territorio argentino: apenas figura en la planilla de liquidación de la coparticipación, que por otra parte es lo único que la Nación mantiene en su relación con las provincias. Ya no hay subsidios al transporte del interior -y el resto de las obligaciones están en retirada- ni Fondo de Incentivo Docente, ni envíos para las cajas de jubilaciones, ni partidas para obras públicas, y tienden a cero los recursos no automáticos. Nada de eso reclama el gobernador Rogelio Frigerio, que se traga el destrato de Milei inquieto por no perder más recursos nacionales.
Se trata de un esquema de poder nacional, centralista y porteño, que ningunea al interior. Milei parece cada vez más distante de la realidad argentina, y su Gobierno ignora las provincias. La enormidad de los distritos argentinos y la población que vive en ellas son asunto exclusivo de gobernadores e intendentes, los gestores en el barro. Esto quedó en evidencia durante la extensa crisis en la provincia de Misiones -la única asistencia fueron los gendarmes que envió Patricia Bullrich-, pero esa mirada se ratifica una y otra vez en las decisiones libertarias: desde la semana pasada ya no existe Ministerio del Interior, como tampoco existen las carteras de Obras Públicas ni de Educación. Se confirma en los papeles lo que ya se percibía en los hechos: para Milei el interior federal no existe.
El mes pasado, el Gobierno de Milei transfirió a las provincias, en conjunto, apenas $ 71.331 millones bajo el rubro "envíos no automáticos". Eso representa, respecto de mayo de 2023, si se considera que en los últimos 12 meses la inflación fue superior al 280%, que la caída real de estas transferencias superó el 80%. Las transferencias no automáticas van por fuera de la coparticipación, pero no representan envíos discrecionales, como sería el caso de los aportes del Tesoro nacional (ATN).
La denominación "no automáticos" engloba partidas que se fijaron en leyes o en acuerdos fiscales y que estaban, hasta el año pasado, previstas en el Presupuesto nacional. Por ejemplo, el Fondo de Incentivo Docente (Fonid), suspendido por Milei desde que asumió; fondos para salud y variadas actividades socioeducativas, y los giros a las cajas de jubilaciones no transferidas, entre las que se cuenta la de la provincia de Entre Ríos. El silencio de Frigerio relativiza la culpa unidireccional del gobierno nacional y la desvanece.
El recorte de los recursos no automáticos girados por la Nación a las provincias se inició en enero. Milei se justificó en que "no hay plata" y en la imperiosa necesidad de priorizar su objetivo de equilibrar las cuentas, al mismo tiempo que criticó a las provincias por no ajustar sus gastos y querer seguir derrochando a costa de la Nación. El argumento es falso. Por un lado, hay análisis que demuestran que las provincias, en general, concluyeron 2023 con un superávit primario. Aun si suponemos que ese resultado puede haber dependido, en muchas jurisdicciones de los ATN, la situación económica real de las provincias era más positiva que la que presenta Milei.
Por otro lado, los ingresos se generan en las provincias, ya que el Puerto de Buenos Aires no tiene campos ni industrias y las partidas no automáticas se originan en leyes o en acuerdos fiscales que no pueden ser desconocidas por Milei de manera unilateral. Las provincias afectadas deberían iniciar una demanda judicial que significaría, a futuro, una sentencia en contra de la Nación. Se trata de montos que tarde o temprano el Gobierno de Milei deberá transferir a cada jurisdicción. Por eso mismo, no son pocos los economistas que aseguran que es insostenible el superávit actual logrado en estos meses: si las provincias recibieran los dineros que se les adeudan, el excedente se esfumaría. El superávit actual se produce por el saqueo a las provincias, que Frigerio no reclama.
De todos modos, mes a mes se torna más evidente que, a la hora de los recortes, Milei establece diferencias entre las distintas jurisdicciones. En mayo, por ejemplo, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires apenas perdió alrededor del 35% de los recursos de ese origen en comparación con igual período de 2023, pero otras 13 provincias perdieron entre el 92 y el 99% de lo que venían recibiendo. Negar los derechos de las provincias es un error. Pero, si además se discrimina entre ellas para negárselos a algunas, favoreciendo al Puerto de Buenos Aires, el cuadro empeora considerablemente.
Quien no quiso evadir su responsabilidad, tratando de evitarse un problema, fue la intendenta de la Capital provincial, la peronista Rosario Romero, una de los referentes del grupo de 23 intendentes que llevaron reclamos conjuntos al Congreso. Aunque apuntaron principalmente al retaceo de fondos al sistema de transporte urbano de sus jurisdicciones, escarbaron en el problema endémico que se ha profundizado bajo el gobierno libertario: un inequitativo reparto de fondos que privilegia a la Capital Federal en desmedro del interior provincial. Rosario Romero empuñó la bandera federal y marcó diferencias con las posiciones sumamente tibias de Frigerio con Milei.
Los intendentes cambiaron por ácidas críticas las dulzuras ofrecidas por algunos gobernadores, como Frigerio al presidente Milei desde que asumió. Oponiendo diferenciaciones con el tono esperanzado, hundieron su bisturí en el aspecto más cuestionado al gobierno nacional: las consecuencias del recorte por la obsesión con el superávit fiscal.
La poda dispuesta por el Ejecutivo nacional a los fondos que se enviaban para el transporte urbano de sus ciudades, es un doble estándar de la administración libertaria, y contrasta tal decisión con el incremento de partidas presupuestarias, refrendado hace dos semanas, para los servicios que recorren el AMBA. Cotejando el valor de los boletos en sus distritos con las de los servicios bonaerenses se ve entre $700 y $1200 unos, menos de $300 los otros. La casta no viaja en colectivo; en colectivo viajan estudiantes, trabajadores, la gente que va a producir.
También preocupa que, si bien omnipresente en las redes sociales, desde el 10 de diciembre Milei tuviera largos períodos de ausencia en la gestión, por sus paseos internacionales, por motivos personales e ideológicos fascistas, y porque desprecia ese Estado al que debe conducir, excepto en lo vinculado a la economía. Fue mínima la acción operativa de su Gobierno, que se concentró de manera casi absoluta entre la Casa Rosada (los martes y jueves) y Olivos.
La pusilánime relación de subordinación de Frigerio hacia Milei se complicó en las últimas semanas por todas malas noticias, lo que le puede provocar un desgaste prematuro en la provincia. Desbordante de síntomas de insolvencia en la gestión libertaria y una situación compleja con el intempestivo despido del Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, seguido por el escándalo de los alimentos no entregados y de los sobresueldos en negro que puso en jaque a otra integrante del gobierno, Sandra Pettovello. Y como broche, el último número que calculó la Universidad Católica Argentina, según el cual el 55,5% de los argentinos se ubican por debajo de la línea de la pobreza. Son 10 puntos más que en 2023, lo que pone en duda si es viable el brutal ajuste que Milei aplica y Frigerio apoya pase lo que pase.
En semejante contexto, Milei acaba de anunciar que vetará la reforma votada en el Congreso que mejora en algo la difícil situación de los jubilados, instalando un conflicto institucional que echa más leña al fuego sobre la cascoteada democracia. Para colmo, la masiva marcha de los universitarios que llenó la Plaza de Mayo y las principales ciudades del país, para oponerse al desfinanciamiento de la educación pública, fue otro golpe difícil de digerir para la derecha en el poder. En paralelo, la demora en aprobar la Ley Bases es otro elemento de inquietud entre los potenciales inversores. En seis meses de Gobierno desastroso, la única ley que Milei consiguió aprobar es la ley de Murphy. La que dice: "si algo puede salir mal, saldrá mal".
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