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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Entre Ríos - 30-03-2025 / 19:03
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Alianza JxC-LLA: El intríngulis del radicalismo entrerriano

Alianza JxC-LLA: El intríngulis del radicalismo entrerriano
En Entre Ríos, en el frente anti peronista que responde tanto a Rogelio Frigerio como a Javier Milei analizan una alianza entre Juntos por Entre Ríos (JxC) y La Libertad Avanza (LLA). No los une el amor sino el espanto a una victoria del peronismo. Por encuestas, saben que el PJ está arriba del 30% de intención de votos y que la posibilidad de derrotarlo está en el contubernio de toda la derecha. El cierre de alianzas es el 7 de agosto y hasta entonces pasará mucha agua bajo el puente: cierres en otros distritos provinciales con sus respectivas elecciones, que van a dar un panorama de lo qué opina la sociedad. En el PRO insisten que están dispuestos a integrar con LLA, "siempre poniendo en valor lo que cada uno aporte a la alianza".
En Entre Ríos, en el frente anti peronista que responde tanto a Rogelio Frigerio como a Javier Milei analizan una alianza entre Juntos por Entre Ríos (JxC) y La Libertad Avanza (LLA). No los une el amor sino el espanto a una victoria del peronismo. Por encuestas, saben que el PJ está arriba del 30% de intención de votos y que la posibilidad de derrotarlo está en el contubernio de toda la derecha. El cierre de alianzas es el 7 de agosto y hasta entonces pasará mucha agua bajo el puente: cierres en otros distritos provinciales con sus respectivas elecciones, que van a dar un panorama de lo qué opina la sociedad. En el PRO insisten que están dispuestos a integrar con LLA, "siempre poniendo en valor lo que cada uno aporte a la alianza".
 
Además, en la Casa Gris todos reconocen el carácter estratégico de la elección. La provincia renovará sus tres bancas en el Senado y cinco en Diputados. Quien más arriesga es Juntos. Los senadores Alfredo de Angeli (PRO) y Stella Olalla (UCR) concluirán sus mandatos y lo mismo ocurrirá con Atilio Benedetti (UCR); Marcela Antola (Democracia para Siempre) y Nancy Ballejos (PRO) en la Cámara Baja. En el peronismo, terminarán los períodos de la senadora Stefanía Cora, quien ingresó en febrero en reemplazo del tránsfuga expulsado Edgardo Kueider, coimero aliado de los libertarios, y los diputados Carolina Gaillard y Tomás Ledesma.
 
En el macrismo entrerriano, con Frigerio a la cabeza, hay una voluntad visible de alianza con los libertarios. Creen, que lo que deben hacer es tratar de canalizar las alternativas en una sola oferta electoral de derecha y no dividirla para, así, impedir que gane el peronismo y de paso evitar salir terceros si van solo en Juntos por Entre Ríos. Requieren con urgencia de un frente electoral anti peronista.
 
En tanto, ¿qué pasa en el campamento radical? Es indudable un proceso de pérdida de identidad del radicalismo que comenzó cuando el centenario partido se conformó con ser el vagón de cola de Mauricio Macri, y se está profundizando cada vez más con el cisma que se abrió entre los correligionarios "con peluca" que mendigan la atención de Milei y los que buscan un lugar en la vereda opositora.
 
Dirigentes de la UCR utilizan la palabra vergüenza para definir la sensación que les provoca pertenecer a esa fuerza. "Estoy harto se sentir vergüenza de pertenecer a este partido", dijo un referente. Algo bastante parecido a lo que expresó un concejal: "nos empieza a dar un poco de vergüenza pertenecer al radicalismo, porque en lugar de construir un proyecto serio, nos están llevando a destruir todo lo que se pudo construir, de Raúl Alfonsín a esta parte", afirmó.
 
Otro histórico dirigente del radicalismo, que cuestionó duramente al partido, afirmó off the record, "lo que más me indigna es la falta de un proyecto claro. En este momento, el radicalismo no tiene un proyecto, y eso genera una enorme desconexión con la gente", dijo, antes de confirmar que analiza presentar su desafiliación a la UCR.
 
Dirigentes radicales coinciden en la misma crítica: la UCR perdió el rumbo y quienes tienen la responsabilidad de conducirlo o se valieron de la estructura partidaria para acceder a un cargo, o solo piensan en sostener sus privilegios. Los legisladores nacionales y provinciales de la UCR oscilan en sus posicionamientos políticos con una velocidad asombrosa, votan en contra de proyectos que ellos mismos impulsaron, llevan al partido de un lado para el otro sin más objetivo a la vista que asegurarse una prebenda.
 
La cúpula de la UCR lo convirtió en un campo de batallas personales. No hay pelea de ideas, sino pelea de dirigentes y las ambiciones personales prevalezcan sobre el proyecto colectivo. Así, van camino a convertirse en un sello de goma. Su representatividad quedó seriamente comprometida a partir del surgimiento de La Libertad Avanza que les arrebató parte de su base electoral. Las ambiciones radicales en Entre Ríos ya no pasan por convertirse en una alternativa de gobierno en 2027, se limitan a la disputa de lugares de las listas legislativas con la esperanza de acceder a una banca.
 

El proceso de recuperar la identidad del radicalismo, como un partido de centro, se ve dificultado por el cerrado alineamiento de la UCR de Entre Ríos con el gobernador Frigerio que quedó sellado con la conformación del nuevo Comité Provincial. La dirigencia crítica al Gobernador prefirió no dar la interna para no exhibir su debilidad y la lista única que se presentó para renovar la conducción partidaria para los próximos años dejó en claro que la UCR es hoy, más que nunca, una fuerza provincial oficialista. Aunque Frigerio no sea radical y siga estrechamente las directivas de Milei.
 
Las permanentes críticas de Milei a la UCR, con declaraciones violentas e insultantes, sosteniendo que el radicalismo "es parte del problema y no de la solución" y de paso, también subrayando que "no hay afinidad de ideas" porque "son gente que adhiere a ideas de la izquierda o de centro izquierda". Y agregando que "es bastante difícil escucharlos y que no suenen parecido a lo que presentan el kirchnerismo". También Milei se despachó con agresiones y descalificaciones contra Alfonsín, al que acusó de haber sido partícipe de un supuesto golpe de Estado en 2001 que, según él, destituyó al entonces mandatario, Fernando de la Rúa.
 
¿Cómo han de creer, los afiliados radicales entrerrianos auténticos, en una alianza con los libertarios y en sus beneficios políticos, que no sean para favorecer a un grupo reducidos de dirigentes? ¿Cómo podrán los referentes hacer entender su conducta, con qué palabras les van a hablar a los adeptos y con qué sentimientos, si la UCR ha sido ignorada, aunque sí insultada, en los últimos tiempos? Es evidente que el brutal ajuste neoliberal de Milei fracturará el voto a la UCR, el partido de masas más longevo de Argentina, que se dividirá a favor y en contra del presidente anarco capitalista, el que saquea los recursos de Entre Ríos y del interior federal.
 
El oficialismo provincial encontrará dificultades para armar listas de diputados y senadores nacionales. En la UCR y el PRO descuentan que irán juntos, pero ambos partidos inician el proceso electoral complicado por internas. Hay una pelea por los cargos que se hace más feroz conforme los pronósticos se hacen más innegables. Las encuestas revelan números no tan abundantes, lo mismo muestra el termómetro de la calle. Entonces solo sirven los primeros lugares de las listas, porque más abajo no hay ninguna expectativa de llegar a una banca nacional.
 
Dentro del PRO y la UCR también se libra una interna entre quienes se calzaron totalmente la peluca de Milei y abogan por una alianza que los ubique como vagón de cola de los libertarios y quienes pretenden conservar algo de identidad propia. Producto de esas internas, en la UCR hubo revoleo de renuncias, como la del intendente de Villa Urquiza, Manuel Tennen, que ocupaba la candidatura al estratégico cargo de secretario del partido "en solidaridad" con la "situación injusta" del intendente de Concordia, Francisco Azcué, que se vio impedido de asumir la presidencia del partido por un fallo del Tribunal partidario -ratificado luego por la Justicia Electoral- en el que se afirmó que no reunía los requisitos exigidos por la carta orgánica de la UCR para ocupar ese cargo.
 
Por corrimiento, quien lo reemplazó fue la intendente de Federal, Alicia Oviedo, quien no quiere hablar de una coalición de la UCR con La Libertad Avanza, poniendo en riesgo el plan aliancista de Frigerio. Sobre este punto, Oviedo esquiva una definición inmediata y deposita la responsabilidad en el Congreso partidario. Es que Oviedo no optó por Frigerio en las PASO de 2023. Su candidato a gobernador fue Pedro Galimberti. Ambos ganaron sus respectivas internas y luego hicieron campaña juntos, pero no son lo mismo.
 
El último Congreso provincial de la UCR entreabrió la puerta a una alianza con los libertarios, pero ahora la conformación será otra y Azcué, que públicamente motorizaba la exigencia de esa alianza, quedó afuera de la jefatura partidaria. En este sentido, no es probable un enfrentamiento de Oviedo con Frigerio ni nada parecido. Pero con los libertarios puede ser otro tema.
 
Es que, la resolución del intríngulis radical se da en el marco de un ajuste que destruye el poder adquisitivo y una recesión que se profundiza. La crisis social, sumada a la especulación financiera, aviva el descontento en las calles y congrega a la resistencia popular. Milei cerró el verano con un escenario económico devastador: inflación persistente, desplome del consumo, caída de la actividad y un mercado laboral en crisis. Contra el relato auto celebratorio del autócrata y su séquito de trolls rentados, los indicadores muestran una recesión profunda, miles de empresas que cierran y precarización de empleo y jubilaciones. ¿El tsunami que agita las calles, en las últimas semanas, despertará de su letargo a la UCR?
 
La Opinión Popular
 

Alianza JxC-LLA: El intríngulis del radicalismo entrerriano  
 
El fantasma del dólar
 

Por impericia de política económica y un modelo que no se aplicó en ningún país del mundo, Javier Milei terminó apelando al FMI aun habiendo hecho el ajuste más grande de la historia. Esa misma ineptitud técnica, mezclada con una desesperación por dólares frescos que salven el proceso político electoral, está minando de dudas, internas y secretos las negociaciones con dicho organismo, resultando en una corrida casi diaria que el BCRA tiene que apagar con reservas que ya cayeron por debajo de los 26 mil millones de dólares. 

Sostiene Rafael Cortes, columnista de Misiones Online, que el acuerdo con el FMI genera más dudas que certezas. El mercado no compró el discurso del Gobierno nacional y buscó cubrirse de una posible devaluación. El Banco Central volvió a vender y las reservas cayeron. El presidente Milei denunció un "golpe de mercado" y una confabulación política en su contra.
 
El Gobierno anarco capitalista apostaba a que el anuncio de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional despejara (al menos en el corto plazo) las dudas respecto a la solidez del esquema cambiario. Ocurrió exactamente lo contrario. El mercado salió a buscar cobertura de una eventual devaluación o aceleración de la tablita del crawling peg desde el momento en el que el ministro de Economía Luis "Toto" Caputo dio la noticia.
 
Urgido por la necesidad de imponer agenda para superar asuntos incómodos como el escándalo de $Libra, las protestas callejeras, la nominación de jueces supremos por vía de decreto y las encolerizadas internas libertarias, el Gobierno nacional salió a anunciar el acuerdo con el Fondo cuando todavía no tenía precisiones básicas.
 
En una entrevista televisiva, Caputo no confirmó la continuidad de la tablita cambiaria al 1% mensual, deslizó que podría haber modificaciones en la política cambiaria sin dar más información y eso fue suficiente para que el mercado vire hacía posiciones más conservadoras.
 
El Gobierno intentó llevar tranquilidad durante toda la semana. Sus vocerías formales e informales repitieron que llegarían 20 mil millones de dólares que serían de libre disponibilidad, pero el FMI nunca confirmó esos datos. Después de una comunicación que no se aportó ninguna precisión respecto al acuerdo con Argentina, el FMI informó el viernes que la administración de Milei había solicitado un crédito de 20.000 millones, pero nunca aclaró si ese pedido tendría respuesta afirmativa.
 
Como suele ocurrir en los mercados financieros, ante la duda primó la prudencia y en Argentina la prudencia se traduce siempre en dolarización de carteras. En las últimas dos semanas el Central vendió más de 1.600 millones de dólares para contener a las cotizaciones paralelas en el parámetro de los 1.300 pesos. En lo que va de marzo, el stock de reservas brutas del Central acumuló una pérdida de 2.342 millones de dólares y sumó durante el año un descenso de 3.837 millones.
 
Aumentó la demanda de dólar futuro y el carry trade perdió encanto. Los depósitos en dólares, que en octubre estaban en 34.600 millones, se ubican actualmente en 29.600 millones. Durante la última licitación, la secretaría de Finanzas ofreció bonos atados al dólar con tasa negativa de 1,98% mensual por un billón de pesos y el mercado los absorbió con voracidad.
 
Nótese que la tasa negativa de esos bonos casi duplica al crawling peg de 1% que el Gobierno mantiene desde inicios de año, es decir que inversores apostaron un billón en contra de la continuidad del ritmo actual de devaluación. El Gobierno podrá sostener el dólar a fuerza de venta de reservas, pero el valor su palabra se devalúa frente a la creciente desconfianza de los mercados.

 
En este contexto, un Caputo desgastado por una negociación que le pesa, experimenta problemas impensados. Por un lado, el FMI le hizo saber que la carta de los senadores de Unión por la Patria sobre desconocer la deuda a futuro es "importante" para el organismo. "Esto tiene que salir con consenso político", insisten. 
 

Alianza JxC-LLA: El intríngulis del radicalismo entrerriano  
 
Cuándo, cuánto y cómo
 
A los financistas les preocupan dos cuestiones respecto al acuerdo con el FMI: que la cantidad de dólares frescos resulte insuficiente para contener la demanda de divisas y que el FMI imponga restricciones en el uso de esos dólares. Si se cumpliera cualquiera de esos pronósticos el Gobierno no tendría herramientas para contener una devaluación.
 
En cuanto al monto del préstamo, aún si se tomara por confirmada la cifra de 20.000 millones, todavía queda por resolver cómo se distribuirían los desembolsos y cómo continuaría el calendario de vencimientos de la nueva deuda y de la anterior.
 
No se trata de cuestiones menores, porque en los próximos 48 meses Argentina debe afrontar vencimientos por alrededor de 14.000 millones de dólares, es decir que de un eventual crédito de 20.000 millones, solo quedarían 6.000 millones para reforzar las reservas.
 
El cronograma de desembolsos también es información útil, especialmente para el corto plazo. Porque si la mayor parte del préstamo llegara en los próximos meses, habría un período de calma al menos hasta la llegada de los vencimientos más exigentes.
 
Desde el Gobierno proponen lecturas demasiado optimistas. El presidente consideró que en el contexto actual "hablar del tipo de cambio es irrelevante". Haciendo cálculos a vuelo de pájaro, estimó que con el ingreso de 20.000 millones del FMI (dando por descontado que llegarían todos juntos y habría cuatro años de gracia para afrontar vencimientos) más créditos de otros organismos, las reservas llegarían a 50.000 millones de dólares, con lo cual duplicarían la base monetaria.
 
De cumplirse ese pronóstico, no habría pesos suficientes para correr al dólar, lo que aseguraría el tipo de cambio en una suerte de nueva convertibilidad.
 
Pero hasta el propio José Luis Espert, punta de lanza libertaria en el Congreso y en los medios, se encargaría de poner en duda esa matemática en una entrevista en la que, después de decir que 20 menos 14 daba 11, estimó que del préstamo del FMI quedarían libres unos 6.000 millones porque los demás se deberían usar para pagar vencimientos.
 
Finalmente el propio Milei se encargó de echarle leña al fuego de la tensión cambiaria al salir a denunciar un "golpe de mercado" protagonizado por financistas que actuaron en connivencia con las fuerzas oscuras del kirchnerismo. Denunciar una confabulación golpista no sirvió para traer tranquilidad.
 
Más allá de las especulaciones en torno a los dólares frescos del FMI, muchos analistas desconfían de la sustentabilidad a mediano plazo del esquema cambiario actual. Ver a Caputo recorriendo el mundo en búsqueda de crédito en un año electoral, mientras las reservas se desmoronan en un constante goteo de ventas para sostener el tipo de cambio trae recuerdos demasiado frescos para ser ignorados.
 
Aunque Milei afirme que hablar de tipo de cambio es "irrelevante", los economistas y los empresarios prácticamente no hablan de otra cosa. Y como no hay peor estrategia comunicacional que negar un problema que el resto del mundo percibe, cada vez que el Gobierno sale a negar el atraso cambiario no hace más que incrementar la tensión.
 
La cuenta corriente arrastra nueve meses de déficit y solo en el primer bimestre del año acumuló un rojo de más de 2.200 millones de dólares, impulsado por el turismo emisivo y el pago de vencimientos de deuda.
 
Las proyecciones no son halagüeñas, porque las importaciones están creciendo más rápidamente que las exportaciones. Las expectativas devaluatorias juegan en contra, porque llevan a los exportadores a demorar liquidaciones y a los importadores a adelantar compras.
 
Las inversiones esperan la salida del cepo y el cepo no se puede abrir porque no llegan las inversiones.
 
Vaca Muerta y el litio están llamados a revertir esta matemática, pero el proceso lleva tiempo y el Gobierno deberá construir un puente de dólares para llegar al momento en el que estos sectores desarrollen su potencial exportador.
 
En el medio también juega la política, porque el dólar barato sostenido a fuerza de endeudamiento podrá ser perjudicial para la economía, pero es muy eficiente para ganar elecciones.

 

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¿Gobierno o circo?
 
El gobierno del estafador internacional Milei volvió a recurrir a la burla como respuesta a críticas serias. Esta vez, Mauricio Macri quedó en la mira tras señalar que el oficialismo se aleja de la institucionalidad y que su partido evitó que la administración libertaria cayera "al abismo".
 
Desde la Casa Rosada no hubo argumentos, ni explicaciones, ni una defensa de la gestión. Solo un comentario irónico: "Que llame al Club de la Milanesa y le manden una". Así, la reacción libertaria mostró el tono que domina al Gobierno: descalificación en lugar de respuestas.
 
Macri, quien más de una vez apoyó fervientemente a Milei, ahora se queja de que el presidente se encierra en un "proyecto de poder" dominado por su círculo más cercano. Sin embargo, sus propias declaraciones lo exponen: si el Gobierno libertario no respeta las instituciones, ¿por qué Macri lo respaldó?
 
Mientras tanto, Patricia Bullrich, quien también compartió espacio con Macri en el PRO, mantiene su postura ambigua. Se desmarca de su antiguo jefe político pero sin romper del todo con él, sosteniendo que con Macri hay "convergencias y divergencias".
 
La interna de la derecha argentina se recalienta. Mientras Milei sigue en su show de chicanas y Macri intenta reposicionarse como crítico del Gobierno, el país sigue esperando soluciones reales.

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Además, en la Casa Gris todos reconocen el carácter estratégico de la elección. La provincia renovará sus tres bancas en el Senado y cinco en Diputados. Quien más arriesga es Juntos. Los senadores Alfredo de Angeli (PRO) y Stella Olalla (UCR) concluirán sus mandatos y lo mismo ocurrirá con Atilio Benedetti (UCR); Marcela Antola (Democracia para Siempre) y Nancy Ballejos (PRO) en la Cámara Baja. En el peronismo, terminarán los períodos de la senadora Stefanía Cora, quien ingresó en febrero en reemplazo del tránsfuga expulsado Edgardo Kueider, coimero aliado de los libertarios, y los diputados Carolina Gaillard y Tomás Ledesma.
 
En el macrismo entrerriano, con Frigerio a la cabeza, hay una voluntad visible de alianza con los libertarios. Creen, que lo que deben hacer es tratar de canalizar las alternativas en una sola oferta electoral de derecha y no dividirla para, así, impedir que gane el peronismo y de paso evitar salir terceros si van solo en Juntos por Entre Ríos. Requieren con urgencia de un frente electoral anti peronista.
 
En tanto, ¿qué pasa en el campamento radical? Es indudable un proceso de pérdida de identidad del radicalismo que comenzó cuando el centenario partido se conformó con ser el vagón de cola de Mauricio Macri, y se está profundizando cada vez más con el cisma que se abrió entre los correligionarios "con peluca" que mendigan la atención de Milei y los que buscan un lugar en la vereda opositora.
 
Dirigentes de la UCR utilizan la palabra vergüenza para definir la sensación que les provoca pertenecer a esa fuerza. "Estoy harto se sentir vergüenza de pertenecer a este partido", dijo un referente. Algo bastante parecido a lo que expresó un concejal: "nos empieza a dar un poco de vergüenza pertenecer al radicalismo, porque en lugar de construir un proyecto serio, nos están llevando a destruir todo lo que se pudo construir, de Raúl Alfonsín a esta parte", afirmó.
 
Otro histórico dirigente del radicalismo, que cuestionó duramente al partido, afirmó off the record, "lo que más me indigna es la falta de un proyecto claro. En este momento, el radicalismo no tiene un proyecto, y eso genera una enorme desconexión con la gente", dijo, antes de confirmar que analiza presentar su desafiliación a la UCR.
 
Dirigentes radicales coinciden en la misma crítica: la UCR perdió el rumbo y quienes tienen la responsabilidad de conducirlo o se valieron de la estructura partidaria para acceder a un cargo, o solo piensan en sostener sus privilegios. Los legisladores nacionales y provinciales de la UCR oscilan en sus posicionamientos políticos con una velocidad asombrosa, votan en contra de proyectos que ellos mismos impulsaron, llevan al partido de un lado para el otro sin más objetivo a la vista que asegurarse una prebenda.
 
La cúpula de la UCR lo convirtió en un campo de batallas personales. No hay pelea de ideas, sino pelea de dirigentes y las ambiciones personales prevalezcan sobre el proyecto colectivo. Así, van camino a convertirse en un sello de goma. Su representatividad quedó seriamente comprometida a partir del surgimiento de La Libertad Avanza que les arrebató parte de su base electoral. Las ambiciones radicales en Entre Ríos ya no pasan por convertirse en una alternativa de gobierno en 2027, se limitan a la disputa de lugares de las listas legislativas con la esperanza de acceder a una banca.
 

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