“Un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, está gobernado por aquellos que pierden con la difusión del saber”. Ítalo Calvino
LAS HERMANAS MIRABAL, TRES INFATIGABLES LUCHADORAS, FUERON ASESINADAS POR ORDEN DEL DICTADOR DOMINICANO RAFAEL TRUJILLO
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
La dictadura de Rafael Trujillo asesina en la República Dominicana a las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, opositoras al régimen. El crimen causa un gran impacto en el país. En recuerdo de las tres hermanas es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, establecido por las Naciones Unidas.
El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las tres hermanas: Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, se encontraron en el fondo de un acantilado en la costa de la República Dominicana.
Aquel acontecimiento, que fue vendido a la prensa como un trágico accidente por Rafael Leónidas Trujillo, el dictador dominicano que dio la orden de acabar con ellas, contribuyó a despertar la conciencia entre la población, que culminó, seis meses después, con el asesinato del caudillo.
En honor a estas tres valientes hermanas asesinadas a garrotazos, que se habían convertido en auténticas heroínas de la lucha clandestina antitrujillista, se conmemora cada año en esta fecha el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (o DIEVCM), aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1999, a propuesta de la República Dominicana con el apoyo de 60 países.
La Opinión Popular
El 25 de noviembre se eligió para honrar la memoria de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de la República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano, Rafael Trujillo.
El asesinato de las hermanas Mirabal
Patria, Minerva y María Teresa, así se llamaban las hermanas, nacieron y crecieron en el seno de una familia rural acomodada en el paraje de Ojo de Agua, en Salcedo, el municipio más importante de la provincia que se rebautizó más tarde, y en honor a ellas, con el nombre de Hermanas Mirabal.
Estas mujeres, que habían mostrado un interés muy temprano por los estudios, dedicaron gran parte de su corta vida a luchar por la libertad política de su país, oponiéndose firmemente a una de las tiranías más opresoras y duras que tenía Latinoamérica: la de Rafael Leónidas Trujillo, conocido también como «El Jefe», «El Generalísimo», «El Chivo» o «El Chapita», por su afición desmedida por las condecoraciones.
El mismo hombre, protagonista de uno de los más acusados cultos a la personalidad del siglo XX, que arrebató casi toda la fortuna a su familia cuando llegó al poder. Convencidas «Las Mariposas» -así era conocidas entre sus compañeros de lucha- de que Trujillo llevaría al país a un auténtico caos, decidieron formar el grupo de oposición «Agrupación Política 14 de Junio».
A causa de su persistente actividad rebelde, fueron encarceladas y torturadas en no pocas ocasiones, a pesar de los cual decidieron continuar luchando con el único objetivo de acabar con la dictadura. El asesinato de las hermanas Mirabal
Cuando «El Chivo» comprobó que la cárcel no era suficiente para detener aquella actividad clandestina, a la que cada día se iban uniendo más adeptos, decidió acabar con ellas. Eran los últimos años de la década de los 50, en los que se estaba despertando una fuerte inquietud social en toda América Latina, con la caída de varios dictadores y el triunfo de Fidel Castro.
Las hermanas Mirabal habían comentado a sus maridos, en una visita a la cárcel donde se encontraban recluidos, los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un «accidente», como se denominaba entonces a la manera que utilizaba el régimen de ordenar la desaparición de un opositor importante, con la supuesta intención de ocultar el crimen.
Uno de los esposos, Manolo, sugirió que debían acabar con los viajes y marcharse a Puerto Plata para evitar el paso por las carreteras, pero ya era tarde: la orden de asesinar a las hermanas ya había sido dada.
Cinco miembros del Servicio de Inteligencia Militar detuvieron el jeep en el que regresaban de la prisión, las introdujeron a empujones en un coche y las llevaron a un lugar previamente escogido, cerca de La Cumbre.
Después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas.
Eran aproximadamente las 19:30. Allí las mataron a golpes y colocaron sus cadáveres en el jeep, antes de arrojarlo por el precipicio.
Ciriaco de la Rosa, uno de los asesinos, lo contaría más tarde: «Después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria) y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas [...] Traté de evitar este horrendo crimen, pero no pude, porque tenía órdenes directas de Trujillo y Johnny Abbes García. De lo contrario, nos hubieran liquidado a todos».
El sanguinario dictador Rafael Trujillo, grotesco tirano cubierto de medallas falsas -se auto condecoraba- que se hacía llamar El Jefe, El Generalísimo, El Chivo (por su supuesto vigor sexual), El Padre de la Patria, tildado también El Chapita por su pecho ornado de chafalonías.