“Un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, está gobernado por aquellos que pierden con la difusión del saber”. Ítalo Calvino
Kennedy con su esposa, Jacqueline, y el Gobernador de Texas, John Connally, en la limusina presidencial, minutos antes del asesinato del presidente.
El 22 de noviembre de 1963, el presidente yanqui John F. Kennedy moría en la camilla de un hospital de Dallas (Texas), con dos disparos certeros que había recibido mientras hacía un recorrido por la ciudad en un auto descapotable.
Kennedy recibió varios impactos de bala en la calle Elm de Dallas a las 12:30 p.m. Fue declarado muerto media hora más tarde. Lee Harvey Oswald, el supuesto asesino, fue arrestado en un teatro aproximadamente 80 minutos después de los disparos. Oswald fue inicialmente acusado por el homicidio de un oficial de policía de Dallas, J.D. Tippit, antes de ser acusado por el homicidio del presidente. Oswald dijo no haber matado a nadie, alegando que él solo era un señuelo.
El 29 de noviembre, Lyndon B. Johnson creó la Comisión Warren -presidida por el juez de la Suprema Corte Earl Warren- para investigar el asesinato, la cual concluyó que Oswald actuó solo, pero sus conclusiones siguen siendo objeto de debate, tanto académico como popular.
El Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos (U.S. House of Representatives Select Committee on Assassinations) o (HSCA) fue establecido en 1976 para investigar el asesinato de Kennedy. Las investigaciones del comité duraron hasta 1978, y en 1979 emitieron el informe final.
En dicho informe, concluyó, entre otros hechos, que el presidente John F. Kennedy fue asesinado como resultado de una conspiración, en la que estuvieron involucradas varias dependencias del Gobierno estadounidense.
El Departamento de Justicia, FBI, CIA, y la Comisión Warren fueron severamente criticados por dicho Comité por su pobre desempeño en las investigaciones llevadas a cabo, y el Servicio Secreto fue tildado de deficiente en su protección al Presidente.
El grave episodio marcó la historia de Estados Unidos con la profundidad de las leyendas y el tiempo transcurrido no hace más que volver más fuertes las versiones sobre conspiración, traiciones, complots y mentiras mundiales.
La repentina muerte de Kennedy convirtió a su presidencia en un mito, una idealización de sus dos años y medio en el poder que aún fascina a Estados Unidos. Kennedy simbolizaba la ilusión por la política: la promesa de un sinfín de aspiraciones que no vieron la luz en su mandato pero fueron inspiradoras.
La Opinión Popular
John F. Kennedy (1917-1963), trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos.
LA INCÓGNITA CONTINÚA VIGENTE ¿Quién mató realmente al Presidente de EEUU?
La mayoría de los documentos sobre Lee Harvey Oswald en poder de la Oficina Federal de Investigación (FBI, en inglés) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) podrían ser desclasificados en 2017, aunque algunos ya han sido destruidos.
Al día siguiente del asesinato, Edgar Hoover, primer director del FBI, llamó al presidente Lyndon B. Johnson y le dijo que ni la foto ni una grabación de una llamada de alguien que se presentaba como Oswald en México correspondían al hombre detenido por asesinar a Kennedy.
"Parece que fue otra persona la que estuvo en la embajada soviética", dijo Hoover. En esa conversación, grabada por Johnson, hay 14 minutos borrados.
La Biblioteca Johnson asegura que se debe a que el equipo de grabación era de mala calidad.
Cuando el jefe de la CIA en 1963 en México murió, el director de contrainteligencia voló allí para llevarse los contenidos de la caja fuerte de su enviado, una práctica chocante.
El comité especial sobre asesinatos de la Cámara de Representantes no encontró nada sustancial en los papeles identificados por la agencia como el contenido de la caja fuerte.
En los archivos de Estados Unidos hay ya 5 millones de documentos públicos sobre el asesinato.
Los enigmas sobre la vida y el posterior asesinato de Oswald se encuentran, en parte, en los 1.100 documentos sin desclasificar, y que se esperan que en un futuro no muy lejano salgan a la luz para conocer la verdad.
El domingo siguiente al asesinato, cubierto con la bandera de EE.UU. fue trasladado al Capitolio para una vista pública.