“Un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, está gobernado por aquellos que pierden con la difusión del saber”. Ítalo Calvino
EN LA NOCHE DEL 6 AL 7 DE NOVIEMBRE DE 1917 (24 Y 25 DE OCTUBRE SEGÚN EL CALENDARIO JULIANO)
Los bolcheviques comienzan en Rusia la Revolución de Octubre de 1917
En la noche del 06 al 07 de noviembre de 1917 (24 y 25 de octubre según el calendario juliano) comienza la Revolución rusa. Los líderes bolcheviques Vladimir Lenin y León Trotsky ocupan puestos estratégicos en Petrogrado, dando así comienzo efectivo a la revolución.
Tras varios combates en Moscú y la captura del Kremlin, defendido también por cadetes de escuelas militares, el poder soviético se impuso en la ciudad.
En la noche del 06 al 07 de noviembre de 1917 (24 y 25 de octubre según el calendario juliano) comienza la Revolución rusa. Los líderes bolcheviques Vladimir Lenin y León Trotsky ocupan puestos estratégicos en Petrogrado, dando así comienzo efectivo a la revolución.
Se la llama Revolución de Octubre de 1917 porque -de acuerdo con el calendario juliano que se utilizaba todavía en Rusia- sucedió el 25 de octubre. La Revolución rusa agrupa a todos los sucesos que condujeron al derrocamiento del régimen zarista y a la instauración preparada de otro, leninista, a continuación, entre febrero y octubre de 1917.
En gran medida inducida por la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa fue un acontecimiento decisivo y fundador del "corto siglo XX" abierto por el estallido del macroconflicto europeo en 1914 y cerrado en 1991 con la disolución de la Unión Soviética.
La revolución de los obreros y campesinos, que derrocó al imperio zarista de Rusia e implantó, en dificilísimas condiciones de cerco y agresión capitalista, el primer Estado socialista del mundo, inició una nueva era en la historia de la humanidad.
La Opinión Popular
Líderes bolcheviques Lenin y Trotsky. Revolución de Octubre
En octubre de 1917, Lenin y Trotski consideraron que había llegado el momento de terminar con la situación de doble poder. La coyuntura les era oportuna por el gran descrédito y el aislamiento del Gobierno provisional, ya reducido a la impotencia, así como por la impaciencia de los propios bolcheviques.
La insurrección
Los debates en el seno del Comité central del Partido bolchevique con el objetivo de que este organizara una insurrección armada y tomara el poder eran cada vez más intensos. Algunos en torno a Kámenev y Zinóviev consideraban que todavía había que esperar, porque el partido ya estaba asentado en la mayoría de los sóviets, y se encontraría, según su opinión, aislado en Rusia y en Europa si tomaba el poder de manera individual y no dentro de una coalición de partidos revolucionarios.
Lenin y Trotski consiguieron superar estas reticencias internas y el Comité aprobó y pasó a organizar la insurrección que Lenin fijó para la víspera del 2º Congreso de los Sóviets, que debía reunirse el 25 de octubre.
Se creó un Comité Militar Revolucionario en el seno del Sóviet de Petrogrado, siendo dirigido por Trotski, presidente del mismo. Se componía de obreros armados, soldados y marineros. Aseguraba el apoyo o neutralidad de la guarnición militar de la ciudad y la preparación metódica de la toma de los puntos estratégicos de la ciudad.
La preparación del golpe se hizo prácticamente a la vista de todo el mundo, ya que todos los planes que se ofrecieron a Kámenev y Zinóviev se podían encontrar disponibles en los periódicos, y el propio Kérenski solamente esperaba que el enfrentamiento final que terminara con la situación.
La insurrección se puso en marcha en la noche del 6 al 7 de noviembre (24 y 25 de octubre según el calendario juliano). Los sucesos se desarrollaron sin apenas derramamientos de sangre.
La Guardia Roja bolchevique tomó, sin resistencia, el control de los puentes, de las estaciones, del banco central y de la central postal y telefónica justo antes de lanzar un asalto final al Palacio de Invierno.
Las películas oficiales posteriores elevaron estos sucesos al rango de heroicos, pero en realidad los insurgentes solo tuvieron que hacer frente a una resistencia débil. De hecho, entre las tropas acuarteladas en la ciudad, solamente algunos batallones de cadetes (junkers) apoyaron al Gobierno Provisional, mientras que la inmensa mayoría de los regimientos se pronunciaron a favor del levantamiento o se declararon neutrales.
En total, hubo cinco muertos y varios heridos. Durante el levantamiento, los tranvías continuaron circulando, los teatros con sus representaciones y las tiendas abrieron con normalidad. Uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX había tenido lugar sin que prácticamente nadie lo tuviera en cuenta.
Si un puñado de partisanos había podido tomar el control de la capital ante un Gobierno Provisional que ya nadie apoyaba, el levantamiento debía en ese momento ser ratificado por las masas.
Al día siguiente, el 25 de octubre, Trotski anunció oficialmente la disolución del Gobierno Provisional en la apertura del 2º Congreso Panruso de los Sóviets de Diputados de Obreros y Campesinos, con 562 delegados presentes, de los cuales, 382 eran bolcheviques y 70 del Partido Social-Revolucionario de Izquierda).
Sin embargo, algunos delegados creían que Lenin y los bolcheviques habían tomado el poder ilegalmente, y alrededor de cincuenta abandonaron el congreso. Estos, socialistas revolucionarios de derechas y mencheviques, crearon al día siguiente un "Comité de Salvación de la Patria y de la Revolución".
Este abandono del congreso se vio acompañado por una resolución improvisada por parte de León Trotski: "El 2º Congreso debe ver que la salida de los mencheviques y de los socialrevolucionarios es un intento criminal y sin esperanza de romper la representatividad de la asamblea cuando las masas intentan defender la revolución de los ataques de la contrarrevolución.
Al día siguiente, los sóviets ratificaron la creación de un Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom), constituido en su totalidad por bolcheviques, como base del nuevo gobierno, a la espera de la celebración de una asamblea constituyente. Lenin se justificó al día siguiente ante el representante de la guarnición de Petrogrado de la siguiente manera: "No es nuestra responsabilidad si los socialrevolucionarios y los mencheviques han abandonado el congreso. Nosotros les habíamos propuesto compartir el poder [...] Hemos invitado a todo el mundo a participar en el gobierno".