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Sociedad e Interés General - 08-10-2024 / 08:10
8 DE OCTUBRE DE 1895, NATALICIO DEL GENERAL

Con Juan Perón nace la Nueva Argentina

Con Juan Perón nace la Nueva Argentina
El 8 de octubre de 1895, nace Juan Domingo Perón. Fue la principal figura política del siglo XX en la Argentina. Egresó del Colegio Militar en 1916. Tras el golpe del 43, fue vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo. La movilización del 17 de octubre de 1945 lo catapultó al poder. Electo en 1946, fue reelegido en 1951 y derrocado cuatro años más tarde. En el medio, la clase obrera obtuvo beneficios inéditos en la historia argentina. Partió al exilio y volvió en 1972. Un año después ganó la tercera presidencia con el 62 por ciento de los votos y murió en el cargo el 1º de julio de 1974.
Reivindicando a Néstor Kirchner 
Escribe Blas García 


La tradición dice que Juan Domingo Perón, el protagonista principal de una gran parte de la historia argentina del siglo XX, nació en una casa de Lobos, provincia de Buenos Aires, el 08 de octubre de 1895. Otras versiones señalan su nacimiento, con el nombre de Juan Sosa, en un humilde rancho de Roque Pérez, dos años antes.
 
Juan Perón egresó del Colegio Militar en 1916. Tras el golpe nacionalista de 1943, fue vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo. La movilización del 17 de octubre de 1945 lo catapultó al poder. Electo en 1946, fue reelegido en 1951 y derrocado cuatro años más tarde. Partió al exilio y volvió en 1972. Un año después ganó la tercera presidencia con el 62 por ciento de los votos y murió en el cargo el 1º de julio de 1974.
 
Con Juan Perón, la clase obrera obtuvo beneficios inéditos en la historia argentina. Porque Perón dio origen a un movimiento de liberación nacional, centrado en los trabajadores, variante argentina de las revoluciones antiimperialistas que, durante el siglo XX, quebraron la dominación de las naciones opresoras sobre los países semicoloniales y dependientes.
 
Perón condujo un amplio movimiento popular que impulsó el desarrollo económico nacional independiente, redistribuyó la riqueza, concretando importantes obras y trascendentes realizaciones sociales. También fue el protagonista de la lucha y la resistencia obrera y popular contra las políticas conservadoras y neoliberales.
 
Construyó una sociedad reivindicativa, completamente consciente de sus derechos, con pleno empleo y aspiraciones colectivas a una vida cada vez más digna. Además, de una tradición militante de búsqueda política incesante del poder, pero también de prácticas sociales solidarias y desinteresadas.
 
Escribe Blas García



Rescatando las luchas populares 

Las efemérides invitan a la evocación, pero también a la reflexión. Para recordar a Juan Perón desechamos la memoria pasiva, que se agota en el hecho que recuerda, en el pasado irrecuperable, donde las gestas se transforman en efemérides declamativas y sólo convocan a la nostalgia. Necesitamos otra cosa.
 
Por eso rescatamos la memoria activa, la reflexión que busca la esencia movilizadora del pasado para cambiar el presente: Esta es la memoria militante, donde el compromiso y la valentía no se recuerdan ni se declama, sino que se practican.

En este nuevo aniversario del 8 de octubre de 1895, del nacimiento de Juan Domingo Perón, recordamos el origen del peronismo, preservando, exaltando y difundiendo la presencia de quien -además de ser el creador de una doctrina política trascendente y vigente- desempeñó tres veces la Presidencia de la Nación, por la decisión democrática de los argentinos.
 
Con Juan Perón nace la Nueva Argentina 

Breve biografía de Perón
 
La historia oficial dice que Juan Domingo Perón nació en una casa de Lobos, provincia de Buenos Aires, el 8 de octubre de 1895. Otras versiones señalan su nacimiento, como Juan Sosa, en un humilde rancho de Roque Pérez, dos años antes.
 
Su apellido era de origen vasco-francés y su familia paterna había pasado por Cerdeña, de donde llegó a su bisabuelo Tomás Mario Perón, quien se casó con Ann Hughes McKenzie hija de inmigrantes británicos. El primogénito de ambos, abuelo paterno del futuro presidente, Tomás Liberato Perón fue un prestigioso médico y profesor universitario, además de ser designado senador provincial y presidente del Consejo Nacional de Higiene. Se casó con Dominga Dutey de Martirena, con quien tuvo tres hijos: Mario Tomás Perón, estanciero, padre de Juan Domingo; Tomás Hilario Perón, droguero; y Alberto Carlos Perón, militar.
 
Mario Tomás abandonó la carrera de medicina para trasladarse a Lobos donde conoció a Juana Sosa, hija de un albañil y descendiente de españoles y aborígenes. Con ella tuvo, además de Juan Domingo, a Avelino Mario Perón.
 
Juan Domingo asistió a la escuela primaria en Buenos Aires para lo cual debió alejarse de sus padres y hermanos y hospedarse con sus tías paternas. En 1910 ingresó al Colegio Militar y se graduó en 1916, iniciando una carrera profesional que lo llevaría por varios destinos.
 
Perón, viudo de Aurelia Eugenia Tizón se casó con Maria Eva Duarte, pocos días después del 17 de octubreEvita colaboró en la gestión de Perón con su política de ayuda social y apoyo a los derechos políticos de la mujer, a la que se concedió por primera vez el derecho al voto.
 
En 1960 se casó con Maria Estela Martínez, conocida como Isabelita. Ella acompañó a Perón como vicepresidente en las elecciones de 1973, donde obtuvieron más del 60% de los votos. Al morir Perón, Isabelita asumió la presidencia, siendo derrocada el 24 de marzo de 1976 por un golpe militar.
 

El peronismo, sus causas

Juan Perón y el peronismo fueron producto de un momento histórico. Las consecuencias económicas y políticas de la Segunda Guerra Mundial, la lucha por su independencia de los pueblos dependientes, colonizados y sometidos y las fuerzas sociales que despertaban en la Argentina, se combinaron con la crisis del modelo económico liberal agro-exportador oligárquico, para crear una encrucijada en la cual el Movimiento Nacional tomará forma bajo la dirección de un Líder, cuyo genio consistía en entender y encarnar lo que el pueblo necesitaba y quería.


La década infame

A mediados de la década del 40, llegaba a su fin la llamada "década infame", signada por el fraude, los negociados y el descrédito de los partidos políticos, durante la cual, a pesar y debido al aislamiento producido por la Segunda Guerra Mundial, se había alentado el crecimiento industrial basado en la sustitución de importaciones. 

En el seno de la sociedad, surgió una poderosa clase trabajadora, como resultado del desarrollo económico y de las migraciones internas del campo a las grandes ciudades.


El Coronel Perón

Con la Revolución de 1943, contra el régimen fraudulento, Perón generó, como Secretario de Trabajo y Bienestar Social, las condiciones para expresar los anhelos del pueblo y darle cohesión y contenido diferenciado a un movimiento de trabajadores. 

Para ello, impulsó el movimiento sindical, promulgó nuevas leyes sociales, reformó las existentes y creó nuevos sindicatos. Alcanzó prestigio y apoyo entre los sectores obreros. Pero, según crecía el poder de Perón, aumentaban sus enemigos entre las Fuerzas Armadas.


El 17 de octubre

El equilibrio de fuerzas dentro del Ejército se quebró desfavorablemente a Perón, éste renunció, fue detenido y la oligarquía se disponía a retomar el control del poder.

Entonces los trabajadores, movilizados por los cuadros militantes sindicales y políticos, abandonaron sus lugares de trabajo el 17 de octubre de 1945, ocuparon la Ciudad-puerto, Capital de la oligarquía y confluyeron a la Plaza de Mayo reclamando y obteniendo su libertad. 

Evita, en las jornadas de octubre de 1945, fue una militante, una agitadora de masas que buscó cambiar el curso de la historia. Cruzó el puente Avellaneda y recorrió las fábricas sublevando obreros.

Ese día hubo un vuelco en la política argentina, la clase trabajadora irrumpió, por primera vez, en las cuestiones de poder, utilizando el medio de lucha de los obreros: la huelga, la paralización de actividades. 

Vinieron a la Plaza de Mayo con sus necesidades y sus sueños, sus cantos y sus bombos para defender la Justicia Social y rescatar al líder preso, porque identificaban su suerte con la de él.

A la noche, desde el balcón de la Casa Rosada, Perón habló para más de 300.000 trabajadores, prometió conducir al pueblo a la victoria y construir una Nación Libre, Justa y Soberana.
Perón asumió la presidencia constitucional el 4 de junio de 1946. La soberanía popular expresada el 24 de febrero le había brindado la mayoría para gobernar.
 
Recién ahí tomó de manera legítima las riendas del Estado. Era una legitimidad nueva, producto de cambios económico-sociales y quiebres partidarios y ahí aplicó su sistema político nacionalista y popular.
 
 
Sentido nacional de Perón

Perón era un auténtico nacionalista y solía relatar, en sus clases de Conducción Política, que poco antes de asumir la primera presidencia, pasó toda la noche del 5 de junio de 1946 sin dormir, meditando el dilema político que se le presentaba. 

En un papel escribió los puntos que sintetizan su dilema como gobernante: Ser o no ser, enfrentar al imperialismo o traicionar a su pueblo; "esta es la primera incógnita que debo despejar en el gobierno de mi país... yo me decido por mi Pueblo y por mi Patria".

Desde el gobierno, aplicó la doctrina peronista, que fue la resolución del dilema político de esa noche de reflexión insomne: por la patria y por el pueblo.

Uno de sus primeros actos como presidente fue declarar -nada menos- la independencia económica (en Tucumán el 9 de julio de 1946) que significaba la capacidad del país para determinar su economía de acuerdo a las necesidades del pueblo.

Marchando en la dirección de liberar al país de la dependencia al extranjero y recuperar el manejo de la economía, se implementaron: 

- la nacionalización del sistema bancario y de los depósitos, 
- la nacionalización de los seguros y reaseguros, de los ferrocarriles y servicios públicos, 
- la repatriación de la deuda externa, 
- el control del comercio exterior mediante el IAPI, 
- el crecimiento de la flota mercante, 
- la liquidación de los monopolios de transporte, etc.

Su Doctrina fue plasmada en hechos en la obra de gobierno, donde Perón tenia conciencia de que el Estado afirmaba su legitimidad como actor político por las diferencias de clase existentes en cualquier sociedad moderna, ya que las mismas obligan a tener un árbitro para establecer la unidad nacional.
 

Sentido popular de Perón

Perón era un populista en el significado más positivo del término. Valoraba la condición del sujeto popular: "haré lo que el pueblo quiera" decía siempre y lo cumplía.

A lo largo de su vida hay una constante "opción por los pobres", una identificación fraternal con los de más abajo, fueron éstos los peones patagónicos que trató en su niñez, los suboficiales del ejército cuya escuela dirigió en su juventud, o los sindicalistas que lo rodearon en su madurez. 

Por eso, su imagen de "primer trabajador" no era un recurso propagandístico: los trabajadores le creyeron, porque él se puso a su lado.

El pueblo de Perón no eran sólo los obreros. El pueblo de Perón eran todos los que aceptaban ser parte del Movimiento Popular. 

Quedaban excluidos los enemigos del pueblo, los que lo explotan, la oligarquía. Aquí hay otro mensaje muy claro: se puede "ser pueblo" o "estar con el pueblo". No es solamente un problema de clase social, se trata de una opción política.

Junto a Evita, privilegió a los pobres y a los marginados del poder, en especial mujeres y trabajadores. Se estableció el voto de la mujer y que la organización sindical fuese desde entonces un factor de poder perdurable. 

Implementó la Justicia Social que significa la dignificación por el trabajo y la retribución justa. Además, lo extendió al campo de los derechos sociales y del trabajador: 

- a trabajar, 
- a la capacitación, 
- a condiciones dignas de trabajo, 
- a la preservación de la salud, 
- al bienestar y la vivienda, 
- a la seguridad social y la jubilación, 
- a la protección de su familia, 
- al mejoramiento económico y la prosperidad.

Esto dio lugar al mayor pacto de lealtad entre el pueblo argentino y un conductor político.

Con Juan Perón nace la Nueva Argentina 
Eva y Juan Perón.


Vigencia permanente de Perón

Perón predicaba una revolución para transformar el país, unir Latinoamérica y contribuir a cambiar el mundo. Una revolución que necesitaba tiempo, era incruenta y la concebía en el contexto de una evolución universal. 

Había que avanzar si se podía, retroceder en la adversidad, desensillar ante la oscuridad, maniobrar y pactar, hasta con el diablo si es preciso. Pero era una revolución. Y una revolución trascendente. Porque no se trataba de acomodarse al statu quo, sino de un camino para llegar a torcerles el cuello a los enemigos de la Patria. 

El Movimiento Peronista, con sus contradicciones y debilidades, ha sido, y es, la mejor herramienta transformadora de la realidad argentina. 

El peronismo fue uno de los pocos movimientos políticos en el mundo, si no el único, que logró, sin violencia, una transformación de las relaciones de poder: la clase trabajadora y su aliado, el incipiente empresariado nacional, remplazaron en el poder político a los sectores representativos de la oligarquía y las empresas extranjeras británicas. 

¿Se realizó esa revolución? El peronismo significó tal vez más de una revolución, considerando las transformaciones que produjo en diversos ámbitos de la realidad del país. Porque la revolución era lograr la definitiva independencia, la consolidación nacional.

Porque todo proceso de transformación en una sociedad que involucre un cambio de sus estructuras para crear condiciones de mayor justicia social es revolucionario.


La tercera posición 

El primer justicialismo (1945/55) con la "tercera posición", era un modelo para el desarrollo económico independiente, apoyado en la movilización popular y en el sindicalismo organizado, basado en la soberanía popular, la expansión industrial y la redistribución de ingresos a favor de los pobres. La terrible reacción gorila de 1955, dan la medida de la trascendencia revolucionaria del proyecto.

Para cambiar el Estado la Revolución Justicialista se dio su propia Constitución (en 1949), derrotando la resistencia liberal opositora. 

El progreso industrial, el crecimiento del mercado interno, la reorganización de todas las funciones modernas del Estado, produjeron resultados formidables.


Actualización doctrinaria 

En una segunda etapa (1955/73) Perón realizó la "actualización doctrinaria" elaborada en la época de exilio y la resistencia, que se inició con las luchas obreras y populares por el retorno del Líder a la Patria, y culminó con los mensajes que a partir de 1968 hablan del "socialismo nacional". Esta concepción enfatizaba los objetivos de cambio social para la liberación nacional y la movilización revolucionaria para alcanzar el poder.


Modelo Argentino

La última formulación doctrinaria (1973/74) se sintetiza en un testamento político que Perón llamó Modelo Argentino -que resume su experiencia de gobernante y conductor- y en el mensaje a la Asamblea Legislativa del 1° de mayo de 1974. 

Estos textos, ratificados con hechos políticos inequívocos -el pacto social, la ley de contrato de trabajo y la convocatoria a la unidad nacional- dan el marco para el Proyecto Nacional, que incorpora una categórica afirmación de las instituciones democráticas, el pluralismo y el régimen de partidos, superando resabios autoritarios de algunos viejos peronistas.


La muerte de Perón

La muerte del único estadista que tuviera nuestro país en el siglo veinte cambió la historia. Su ausencia hizo posible la larga noche de males que significó la dictadura militar. Con Perón todo era posible, pero murió, y ya nada tuvo retorno. 

Con Perón se fueron 30 años de historia, jalonada por triunfos y derrotas que hoy constituyen la experiencia política y social más importante de la clase obrera y el pueblo argentino.

La muerte de Perón desequilibró la arena política, creando un vacío de conducción que sería ocupado por la oligarquía ganadera y el gran capital trasnacional e imperialista.

La correcta dimensión histórica de Perón y el peronismo la mide el Proceso Militar de 1976, que buscó terminar con el justicialismo. El Proceso agredió la estructura socio-económica del Estado de Bienestar en la Argentina peronista y la conciencia vigorosa de las militancias políticas que se forjaron luchando en nombre de Perón. El Proceso busco desperonizar la Argentina. No sería tan malo el peronismo si merecía tal enemigo.
 
 
Recuperar la memoria: El legado político de Perón 

En un momento el peronismo advirtió que Perón muerto ya no servía para ganar elecciones y dejó de invocarlo. Ahora, además, se olvida de hablar de los pobres; los sumergidos ya no son su tema dominante. Hay que recuperar la memoria histórica como herramienta para luchar por la justicia social.
 
La vigencia del peronismo está dada por la transformación que operó en la sociedad argentina. Una gran parte del pueblo argentino es peronista por lo que Eva y Juan Perón pensaron, dijeron e hicieron en nuestra Patria. Para continuar su tarea debemos difundir cada uno de sus aportes, sin actitudes complacientes frente al olvido que la dirigencia hace de las banderas permanentes del Movimiento. 

Perón señaló que su heredero final era el Pueblo. Pero no un pueblo desorganizado, sino un pueblo organizado. Y para que un pueblo este organizado debe estar adoctrinado, ó sea: llevar en su cabeza y en su corazón, la unidad de una doctrina nacional que sirva para construir su destino histórico.

Así, Perón nos legó toda una concepción ideológica y doctrinaria, donde se destacan: 

- el Justicialismo como filosofía de vida humanista y cristiana, 
- la Tercera Posición como principio ideológico, 
- el Proyecto Nacional como propuesta política y 
- el Movimiento Peronista como organización imprescindible en la lucha por la transformación nacional. 

También nos lego el fervor militante, el sentido de la Patria como proyecto de liberación, la solidaridad para luchar por una sociedad mas justa, la lealtad a nuestro destino latinoamericano.
 
Por eso, la muerte de Perón no dio fin al peronismo y lo que él sigue representando. Porque los grandes conductores nunca mueren, la Causa Nacional los inmortaliza. Y se continúan en la acción de los pueblos que saben comprender su legado político y están dispuestos a cumplir con el compromiso irrenunciable de llevarlo hasta la victoria final.
 
Escribe Blas García

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