“Un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, está gobernado por aquellos que pierden con la difusión del saber”. Ítalo Calvino
Arriba: Local de una agrupación de militantes en los ‘70 y foto de Gustavo Rearte, Jefe de la JP durante la Resistencia Peronista y ejemplo de militancia. Abajo: El despliegue de tropas castrenses y la represión impidieron a muchos peronistas llegar hasta Ezeiza para recibir al Líder.
El 17 de noviembre recordamos el regreso de Juan Perón a la Argentina, en 1972, tras 18 años de exilio. Esta fecha pasó al calendario oficial peronista como el Día del Militante, porque este retorno se produjo gracias al espíritu de lucha de esos héroes anónimos que son los militantes.
Por eso queremos hacerles llegar nuestro homenaje y reconocimiento, en el día del militante, a todos los compañeros que luchan, que son rebeldes, que no bajan los brazos, que creen en una idea política que los trasciende y le da sentido heroico a sus vidas, que enlazan su existencia a la causa popular, que odian la injusticia y la opresión, que aman la libertad, la igualdad y la justicia social.
Por Blas García
Blas García Fases de la práctica política
Hace más de 2000 años, Aristóteles, uno de los grandes filósofos de la historia, estableció en sus libros (agrupados bajo el nombre Política) categorías fundamentales, en las que continuamos apoyándonos para entender la realidad. Definió las fases de la política: la faz agonal, la arquitectónica y la plenaria.
En la faz agonal se da la lucha para conquistar el poder y conservarlo. En esa lucha se establece la competencia entre las diferentes fuerzas políticas, tratando de propagar sus ideas y programas para convencer a las mayorías populares de que hay que cambiar la realidad. Este reconocimiento del disenso y del conflicto es el presupuesto básico de la existencia de la política.
Lo que se realiza en ejercicio del gobierno es la faz arquitectónica, la construcción de las políticas públicas, de acuerdo a los problemas coyunturales que le tocan vivir en un momento dado. Es la acción para construir, conducir e integrar un orden político.
Y por último, la faz plenaria significa el recíproco entrelazamiento de las fases anteriores. Al mismo tiempo que se lucha por el poder, el gobierno despliega su habilidad arquitectónica de gestión y resiste el embate de los adversarios.
La lucha política
La faz agonal o de confrontación política se da de distintas formas: en el campo de las ideas, de las reivindicaciones concretas, de los trabajadores por mejores salarios, en las elecciones, en la agitación y la lucha directa, etc. En estos terrenos donde se destaca la tarea del militante político, se despliega su accionar para combatir el "estado de cosas" injusto y promover el cambio.
En este escenario se foguea y aprende que en política es necesario desarrollar la capacidad de desplegar las fuerzas en el lugar concreto, saber medir y decidir el momento en que se debe atacar y cuando replegarse. Que cada situación exige formas de luchas específicas, orientadas a la máxima movilización de las fuerzas populares, a debilitar la hegemonía del enemigo, a obtener un cambio favorable en la relación de fuerzas con vistas al poder.
El trabajo militante busca hacer de la lucha reivindicativa una lucha por el Poder, de ahí que esta lucha requiera de un Proyecto que sintetice las aspiraciones inmediatas y mediatas del pueblo, que ponga en la mira a los objetivos estratégicos. Y para ello hay que acumular y unir fuerzas, estrechar los vínculos del Partido con las masas, asentarlo ideológica, política y orgánicamente.
¿Qué es un militante?
Militancia tiene que ver con la idea de "mílite" o integrante de una "milicia", que significa núcleo compacto organizado y disciplinado, dispuesto a dar su vida por un proyecto.
Militar es "participar en la lucha". Y un militante participa en la lucha porque ha encontrado una verdad que lo trasciende, porque tiene en la vida una causa más importante que su propio destino, una causa que se inspira en la dedicación, los principios e ideales, la lealtad hacia los demás.
Un militante es alguien que cree en la solidaridad social. No es un "individuo" en el pobre sentido que del individuo tiene el liberalismo burgués. Sabe que su individualidad se realiza en el grupo. Y no se conforma con aceptar que otros decidan su futuro.
Condiciones de la Militancia
La militancia peronista comprende, siente y practica la doctrina justicialista, tiene una pertenencia orgánica a alguno de sus sectores, ramas o espacios territoriales. Esta pertenencia, que no es sectarismo, lo capacita para "militar", es decir, participar en la lucha, en mejores condiciones.
Para un militante justicialista, el sentimiento nacional y popular es principio y fin de todo su accionar, como rebelión natural contra la dependencia y la injusticia social, mientras que la política es solo el medio para lograr la independencia de la Patria y la felicidad del Pueblo.
La militancia peronista exige testimonio de fe nacional, vocación de servicio y mística revolucionaria. O sea: creer en el destino argentino, comprender la necesidad de organizarse para luchar generosamente por él y sentir la pasión de realizar plenamente la doctrina.
Cuando uno dice "soy militante peronista" es porque defiende la liberación nacional y social de la patria, las luchas de los pueblos por la justicia social, la organización y movilización de las mayorías populares, además de una larga tradición de resistencia y lucha.
No son buenos tiempos para los militantes
La implementación del modelo neoliberal por el menemismo trajo nefastas consecuencias: desnaturalización del peronismo, deformación doctrinaria, pérdida del poder de convocatoria, ausencia de credibilidad política y descrédito popular de buena parte de los políticos acrecentado por los casos de corrupción y el pobre desempeño en materia de políticas públicas.
El debilitamiento notorio de los partidos políticos en nuestro país y el crecimiento exponencial de los grandes medios de comunicación, deslegitiman la política y la función del militante, que son criticados y atacados por una gran ola de antipolítica que desearía prescindir de los partidos, destruyéndolos, para reemplazarlos por listas y asociaciones de la denominada sociedad civil.
Militancia comprometida o rentada
El vaciamiento ideológico, la crisis de representatividad y el contexto socioeconómico modificaron la forma de hacer política.
Esto no es casual, ya que la militancia es una realidad que se manifiesta casi con exclusividad en las corrientes políticas que tienen un fuerte componente crítico y objetivos transformadores. Los defensores del statu quo difícilmente recurran a la militancia para el logro de sus finalidades partidarias. Es más, la militancia molesta cuando los objetivos son personales. El clientelismo, las prebendas y el asistencialismo alcanzan.
Para muchas personas la actividad política es de conveniencia, una forma más, como otras, de ganarse la vida, consiguiendo un puesto en la administración pública, recibiendo un cheque mensual sin hacer ningún trabajo, obteniendo una vivienda o acomodando un pariente.
El militante en cambio se mueve detrás de las ideas, de proyectos de país y se entrega de manera desinteresada, con grandes sueños, sacrificios y duras luchas por el logro de la justicia y el bienestar social.
Militante o puntero
Los militantes, al igual que los punteros, hacen de interlocutores directos con los vecinos de cada barrio o localidad. Conocen sus necesidades más que el propio Estado. Su tarea no se circunscribe sólo a las épocas electorales, durante el año son los encargados de gestionar ayuda: chapas, colchones y hasta planes sociales, por ejemplo.
Pero el militante tiene la capacidad de captar las carencias del conjunto, las asume como propias y sabe canalizarlas en la búsqueda de soluciones generales dejando de lado el interés personal.
La tarea del militante político no es negociar puestos en la administración pública; sino luchar por un programa para la creación de empleos para todo individuo apto para el trabajo. No es gestionar una casa para tal o cual incondicional; sino respaldar un plan de construcción de viviendas para las familias que las necesiten. No se negocia bolsas de alimentos para los seguidores; se buscan establecer métodos para bajar los precios de los alimentos a toda la sociedad.
El puntero político trabaja y piensa en lo particular. El militante político trabaja y piensa para satisfacer las necesidades a nivel general. Por eso es preciso revalorizar la militancia como instrumento de transformación.
Homenaje al militante
Este 17 de noviembre recordamos el regreso de Juan Perón a la Argentina, en 1972, tras 18 años de exilio. Esta fecha pasó al calendario peronista como el Día del Militante, porque este retorno se produjo gracias al espíritu de lucha de esos héroes anónimos que son los militantes.
Por eso queremos hacerles llegar nuestro homenaje y reconocimiento, en el Día del Militante a todos los compañeros y compañeras que están presentes allí donde el peronismo necesita de alguien dispuesto al combate; al joven o veterano que enlaza su existencia a la del Movimiento Peronista, al que participa con igual obstinación en los barrios lejanos como en los céntricos, junto a compañeros que sienten y piensan solidariamente y sin los cuales el peronismo no podría subsistir como cuerpo dinámico y creador.
Gracias a ellos las puertas del local de la agrupación y de las Unidades Básicas están abiertas para dar paso a los compañeros dispuestos a consagrar su vida por un ideal.
Gracias a ellos el material de propaganda y el periódico partidario corren de mano en mano; el sobre con la boleta llega a destino; los afiches está en los muros, de un extremo a otro de la Provincia.
Gracias a todos los que hacen aquello que es necesario para dar cada vez más vida y empuje a nuestro Movimiento, para llevarlo a la victoria, porque sin su participación la lucha sería difícil, casi imposible.
Se los distingue en todos lados, movido por la misma finalidad popular, en San Agustín, en Barrio Belgrano o en la Doce, frente a la Casa de Gobierno; al IOSPER o la Caja de Jubilaciones. Porque su figura se alza en las masivas movilizaciones para señalar, con la palabra o el gesto, la ruta de la lucha popular.
Porque ellos tienen un sentido heroico de la vida, que es lo único qué salva a los pueblos, según nuestro Líder; y saben, con plena conciencia saben, que forman parte de un ejército aguerrido que Juan y Eva Perón soñaron para luchar por una Patria con Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social.