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“Un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, está gobernado por aquellos que pierden con la difusión del saber”. Ítalo Calvino
Por Mario Cafiero, Diputado Nacional entre 1997 y 2005 - 16-07-2012 / 11:07

Unitarismo en la conducta, federalismo en los discursos

Unitarismo en la conducta, federalismo en los discursos
El federalismo de la Casa Rosada, sólo en los discursos.
A los argentinos nos costó 70 años (1810-1880) de guerras civiles ponernos de acuerdo entre las provincias para adoptar un sistema federal de gobierno. Pero se tardó solo 20 años en destrozarlo.
 
En las últimas dos décadas, al ritmo de cada crisis económica, se ha modificado y distorsionado todo el andamiaje impositivo federal e instaurando en los hechos un modelo de gobierno centralista.
 
Entre 1991 y 2010 a las provincias se le despojó de no menos de 460.000 millones de pesos de recursos fiscales, que el gobierno nacional destinó fundamentalmente para atender su abultado endeudamiento.
 
El gobierno nacional equilibró sus cuentas a costa de desequilibrar las cuentas provinciales.

 
Durante el gobierno de los Kirchner esta injusta situación se profundizó y cada vez más se centralizó el manejo de la "caja". La automaticidad en la transferencia de los recursos se suplantó por la transferencia en función de la relación "política".
 
Hoy el sistema federal de gobierno está agonizando y Cristina Kirchner demuestra que quiere darle los últimos empujones.
 
Fiel reflejo de ello es la crisis de la provincia de Buenos Aires. En ella se pone al descubierto lo que veníamos denunciando desde hace tiempo: la inviabilidad financiera de la administración de la principal provincia argentina, evidenciada por un déficit y endeudamiento que ha crecido vertiginosamente.
 
Algunos dicen que hay una actitud "destituyente" del kirchnerismo hacia Scioli, esto es muy probable por la competencia electoral futura. Pero más peligroso es que hay una actitud "instituyente" de un modelo centralista donde la Presidente y Ministros nacionales, puentean a los gobernadores y se entienden directamente con los intendentes, en función de mantener una estructura de poder casi ya monárquica.
 
Con cifras absurdas la Presidente intenta confundir y deslindar responsabilidades.
 
La realidad es que entre 1991 y 2010 a los bonaerenses el Estado Nacional la nos quitó más de 100.000 millones pesos, que significó menos educación menos salud menos seguridad menos cloacas etc.
 
La responsabilidad de esta situación le cabe tanto al gobierno nacional como al provincial. Pero es el gobernador Scioli quien debe proponer y adoptar medidas que encaminen la solución de esta grave crisis.
 
De poco le ha servido a Scioli su alineamiento incondicional. Si no asume la responsabilidad de la hora, ya sabe cuál es su destino: asfixia y agonía. No hay más lugar para las soluciones coyunturales, que estiren una agonía. Es la hora de defender los intereses de 13 millones de bonaerenses que son rehenes de una disputa política, pero también víctimas de un saqueo económico.
 
En realidad ha llegado la hora de defender a los 40 millones de provincianos que habitamos las 24 provincias argentinas. Porque el problema de la falta de recursos por la coparticipación de impuestos no es un problema entre las provincias, es fundamentalmente un problema entre todas las provincias y la Nación. La crisis no es solo de Buenos Aires, también enfrentan graves problemas Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza y otras provincias.
 
O sea que, en el modelo de "crecimiento e inclusión" que pregona la Presidente ha obviado lo principal, que son las provincias las que prestan los servicios básicos para la vida en comunidad (salud, educación, seguridad, justicia, asistencia social, etc) y que ellas no tienen "incluido" el financiamiento adecuado.
 
Pero todo tiene un final y estamos en el final de ciclo. Prueba de ello es la recesión económica en ciernes, los problemas fiscales nacionales (a pesar de haber echado mano también al Banco Central, al Anses y a las obras sociales gremiales) y una altísima presión fiscal que asfixia al aparato productivo. Ante todo ello lo peor que podemos hacer es actuar prociclicamente, como por ejemplo no pagar los aguinaldos.
 
Ni mucho menos quitarle al Banco Provincia parte de sus activos financieros, como los bonos Bogar. Este manotazo pondría en grave riesgo patrimonial a la entidad. Una entidad que todavía no se ha repuesto de la crisis del 2001, a punto tal que todavía contabiliza en su balance a los bonos Bogar a un precio muy superior al real de mercado, porque de lo contrario no tendría patrimonio neto.
 
Por eso no hay espacio para parches, hay que ir por las soluciones de fondo la provincia debería:
 
a) Denunciar ante la Corte Suprema que el gobierno nacional ha violado la prohibición del piso mínimo de coparticipación del 34 por ciento (establecido en el art. 7 de la ley de coparticipación federal).
b) Hasta tanto se dirima esta cuestión: suspender el pago de intereses y capital de la deuda financiera provincial y mantener intacto el pago de salarios y prestaciones
c) Potenciar al Banco Provincia para mantener el nivel de actividad económica, aplicando si es necesario la independencia que le brinda el Pacto de San José de Flores.
 
Por Mario Cafiero
 
Fuente: aimdigital.com.ar

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