Nacionales - 25-07-2010 / 20:07
EL 26 DE JULIO DE 1952, A 58 AÑOS DE SU PASO A LA INMORTALIDAD
Eva Perón y la lucha contra la injusticia, la explotación y la dependencia
"Soy peronista por conciencia nacional, procedencia popular, convicción personal y apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo". Eva Perón.
El 26 de julio, día amargo para los peronistas y para la causa popular, porque ese día, allá por 1952, dejaba el mundo terreno, el alma de Eva Perón. Esa gran revolucionaria que quiso ser llamada simplemente Evita.
Legaba a su Patria una extraordinaria obra de justicia social y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los desposeídos, sus "descamisados"; y su lucha contra la dependencia y la injusticia social.
Su memoria, su voz, sus discursos, sus imágenes, su joven belleza y su rebeldía quedaban para siempre en el corazón peronista de los que la amaban. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio, un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
Como a todos los grandes de la historia, el odio también la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, se responsabilizaron de la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.
Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria del Pueblo. Sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa. Creciendo su recuerdo a través del tiempo, retornando siempre como dijo el poeta José María Castiñeira de Dios:
"Yo he de volver como el día
para que el amor no muera
con Perón en mi bandera
con el pueblo en mi alegría.
¿Qué pasó en la tierra mía
desgarrada de aflicciones?
¿Por qué están las ilusiones
quebradas de mis hermanos?
Cuando se junten sus manos
volveré y seré millones".
Escribe: Blas García
"Soy peronista por conciencia nacional, procedencia popular, convicción personal y apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo". Eva Perón.
Hija natural de Juan Duarte y de una mujer sencilla y trabajadora, Juana Ibarguren, nació, una madrugada de 1919, en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, en donde pasó parte de su infancia. Una mujer que accedió al escenario político a los 27 años y murió a los 33, en plena juventud.
Su belleza espiritual se trasladaba a su imagen física, su cuerpo pequeño, de aspecto frágil, que acentuaba un rostro regular de rasgos finos, enmarcados por una rubia cabellera tirante hacia atrás, unida por un rodete en la nuca, que destacaba sus rasgos otorgándole una personalidad nítida y distintiva.
La expresividad de sus manos, finas, sensitivas, de largos dedos, acompañaban, con gesto tajante o crispado, a una voz metálica, por momentos dura o desgarradora, a la que la propia convicción otorgaba una fuerza que sabía llegar hasta el alma del pueblo.
Si bien la vida y la lucha de Eva Perón no pueden explicarse al margen del la de Juan Perón y la lucha popular, jamás se la podría definir como la número dos del peronismo. En los hechos y en el consenso popular estaba a la par del Líder, en un mismo plano de protagonismo, popularidad y conducción.
Eva Perón y la Política Social
Así como Juan Perón fue el caudillo del amplio Frente Nacional que significó el peronismo, Eva Perón expresó a los sectores más populares del Frente: los trabajadores, los pobres, los humildes, los descamisados.
La Justicia Social tuvo en Evita a su máxima luchadora, derramando amor y rebeldía por el bienestar de los desprotegidos.
La pelea por la justicia social, para superar las desigualdades económicas y sociales, con la intención de realizar una más equitativa redistribución del ingreso, se efectivizó aumentando el nivel de empleo y la mayor participación de los trabajadores en el ingreso nacional, que implicaron altos salarios y legislación laboral, indemnizaciones por despido, aguinaldo y salario familiar, vacaciones pagas, etc.
Diez años de Revolución Peronista, de intensa obra social cambió la Argentina de la injusticia y la explotación por la comunidad organizada, justa y solidaria, del peronismo.
El estatuto del peón, los derechos del trabajador, los derechos de la ancianidad, los convenios colectivos de trabajo, la ley de previsión social, la ley de accidentes de trabajo, la ley de vivienda obrera, el sueldo anual complementario, la mutualidad sindical, las escuelas sindicales, la ley de creación de la justicia del trabajo, los regímenes de jubilación, las reglamentaciones de las condiciones del trabajo y del descanso, las proveedurías sindicales, etcétera, etcétera, son sólo una pequeña parte de la enorme legislación social promovida.
Evita y los trabajadores
"El peronismo es un encuadramiento de las fuerzas populares vertebrado en torno a la clase trabajadora". John W. Cooke
Las leyes sociales de la Revolución Peronista se cumplen en su totalidad bajo el control de los sindicatos. Se comprende, sin esfuerzo, porque la CGT peronista llegó a organizar grandes masas de obreros en sus sindicatos y en apoyo a un gobierno que garantizaba a los trabajadores los derechos compatibles con su existencia económica y con las condiciones dignas de vida.
Para el peronismo, la columna vertebral del Movimiento Nacional es la clase trabajadora, ya que el trabajo es la fuente del bien común; la base del desarrollo espiritual y material y el eje de la organización libre del pueblo. Esta calificación se expresa en estructuras gremiales y sindicales fuertes y autónomas.
Los intereses de los trabajadores, ligados al desarrollo del mercado interno, marcaron la impronta popular de la década 1945-55, que se manifestó en las conquistas jurídicas y económicas obtenidas, que fueron desde la elevación efectiva de la condición obrera hasta la consagración plena, por primera vez, de la libertad sindical irrestricta frente a las presiones de la patronal; desde el derecho a la negociación colectiva hasta un fuerte ascenso en los niveles de vida y de consumo.
Eva Perón, la abanderada de los humildes, desde la Secretaria de Trabajo, que ejercía de hecho, supo dar respuesta a los reclamos populares. Y es quien, dentro del Movimiento Nacional, explicitó con mayor claridad el concepto de que la clase trabajadora es el eje y motor de la revolución, en la confrontación Pueblo vs. Oligarquía. Por eso asume y expresa los sentimientos, las luchas y los anhelos de los trabajadores.
El movimiento obrero formaba parte de un Frente Nacional, político y de masas, en el que convivía con otros sectores sociales. Frente del que constituía, por su volumen numérico y peso político, la espina dorsal y al que no monopolizaba, aunque le imprimiera su dinámica propia.
Las listas de legisladores peronistas se llenaron de dirigentes sindicales. Muchos de ellos ocuparon puestos de importancia en la burocracia estatal: desde ministerios hasta direcciones de empresas nacionalizadas.
La "Fundación Eva Perón"
Evita representaba la Revolución Peronista, una "Nueva Argentina", diferente, joven, con un concepto sobre la justicia social que nada tenia que ver con la caridad.
Consideraba que la miseria no podía hacer cola para esperar solución a sus problemas. No podía decirle a un pobre "después o mañana". Esas palabras no existían para Eva. Ella estaba para resolver los problemas urgentes, inmediatos y concretos que no pueden solucionar los grandes organismos estatales demasiado lejanos y abstractos.
En el tipo de relación personal, cara a cara, entre Evita y la gente de pueblo que se acercaba a pedirle ayuda, no sólo interesaba la ayuda en si, sino la forma de darla. No se trataba de la forma fría y burocrática de una sociedad de beneficencia: Evita era "una mano tendida para casos de apuro", a quien se le podía confiar cualquier cosa, y que iba a ayudar sin hacer demasiadas preguntas; y sin obligar a llenar fichas ni firmar papeles.
El hecho de que, frecuentemente, la fuente de recursos para esa ayuda social consistía en "aprietes" o extorsiones a acaudalados industriales y comerciantes, le agregaba un nuevo atractivo, haciendo de Evita una especie de justiciera que sacaba a los ricos para dar a los pobres.
Evita tenia pasión por su trabajo, pasaba los días y las noches ocupada en atender viudas y huérfanos, mujeres abandonadas, madres desesperadas, chicos sin hogar.
Esta acción no debe servir para ocultar el verdadero contenido político y social del peronismo, que no se centra en estos paliativos sino en las efectivas conquistas sociales logradas por los trabajadores y en su creciente participación política.
"Clientelismo" y política revolucionaria
El clientelismo es la manipulación de las necesidades más elementales de los sectores marginales, ofreciéndoles solución a las mismas a cambio de su fidelidad y adhesión política. Es un vínculo desigual y personalizado, basado en la utilización de recursos públicos mediante favores, por fuera de los procedimientos normales, para conseguir votos, que inhiben la generación de solidaridades y despolitizan al pueblo.
La "política clientelística", aplicada por muchos dirigentes en épocas de elecciones, puede significar una ayuda individual, pero nunca una mejora colectiva, además da la idea de que todo es consecuencia de la generosidad del que tiene poder.
La acción de la "Fundación Eva Perón" no era beneficencia, sino un mecanismo suplementario a la política de distribución de ingresos de Perón y dirigido a los sectores no sindicalizados, que aun no habían accedido a la economía industrial.
La ayuda social de Evita no se proponía despolitizar a la clase obrera, porque era ejercida principalmente sobre aquellos que carecían de un medio de lucha efectiva como para reclamar sus derechos, no se dirigía a la clase trabajadora sindicalizada sino más bien a marginados sin defensa: ancianos, enfermos, niños, viudas, mendigos, víctimas de todo tipo.
Además, la influencia de Perón y Evita no residía, para la clase obrera, en los regalos, sino en la legislación social, en el Estatuto del Peón, los aumentos de salarios, la rebaja de alquileres, las indemnizaciones, las jubilaciones, el aguinaldo, las vacaciones pagas, la asistencia social, el voto femenino y, sobre todo, la conciencia que los obreros adquirían de que podían y debían ser el poder dentro del Estado.
Participación de la mujer
Eva Perón significó, además, la irrupción de la mujer argentina en las luchas políticas. Su nombre quedará históricamente asociado a los derechos políticos del sexo postergado y humillado, de las mujeres y trabajadoras del país. Era el estandarte de las capas más profundas y olvidadas del pueblo que comenzaba a emerger por primera vez.
Eva metió a las mujeres en la historia, luchando por la pronta sanción de los derechos políticos de la mujer, una ley para que las mujeres argentinas tengan los mismos derechos políticos que les acuerdan las leyes a los varones argentinos, que puedan elegir y ser elegidas.
Decide la creación del Partido Peronista Femenino. Un partido, que es una organización, que impone una participación, ejerce un poder y canaliza toda la simpatía que despierta en el país la concesión del voto femenino. Eva les tocó el corazón y las mujeres fueron su fuerza.
Renuncia y muerte
En 1951 fue propuesta por la CGT como vicepresidente para el segundo período de Perón. Pero altos jefes militares se opusieron y debió renunciar a la posibilidad. Eva Perón quedó herida de muerte.
En adelante, el corto lapso de vida que le restaba sería una dura, implacable lucha contra un mal, el cáncer, que avanzaba inexorable. Demostró entonces un valor y una entereza excepcionales.
"Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre ser el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo, y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria", le dijo Evita al pueblo en su último 17 de octubre (en 1951).
A pesar de la enfermedad permaneció erguida, luchando sin ceder ni aflojar. En el límite de sus fuerzas, acompañó a Perón cuando este juró en su segunda presidencia, el 4 de junio de 1952. Casi milagrosamente permaneció de pie junto al Líder, saludando a la multitud que ya no volvería a ver. Luego cayó para no levantarse.
El antiperonismo escribió la infame frase ¡Viva el cáncer!, pintada en las paredes de las ciudades cuando Eva Perón moría de esa enfermedad.
Su muerte llenó de luto a millones de argentinos. Fue sinceramente llorada, como pocos lo han sido. La muerte de Evita, el 26 de julio de 1952, priva a Juan Perón de su principal sostén, compañera y colaboradora política, también deja en el pueblo secuelas que el tiempo no ha podido borrar.
El heredero de Evita es el pueblo peronista
Modelos claros y hermosos como el de Eva Perón que hemos querido tomar en auxilio de nuestra actual situación. Lecciones de vida, a través del recuerdo que tenemos de sus principios, de su estilo y de sus acciones, que nos obligan a recordar su ejemplo y nos comprometen hoy con nuestra propia conducta política.
Tenemos que elevar su recuerdo a nuestra militancia por venir, porque no podemos permanecer en la pasividad frente a la crisis de la política, esperando un gesto histórico de los "dirigentes" para cambiar a los partidos y que estos recuperen la credibilidad colectiva, superando la situación que hoy existe en nuestro Movimiento.
Esta crisis es consecuencia de la pérdida de representatividad de las estructuras políticas, que han demostrado ser incapaces de interpretar el desastre final, en el 2001, del modelo neoliberal y los síntomas más notorios de una sociedad que ha sufrido profundas decepciones y está exigiendo respuestas inmediatas a sus dificultades.
Con el aporte de cada uno, el Justicialismo tiene que ser hoy, como en sus orígenes, la herramienta insustituible en la lucha por el crecimiento económico, el aumento del salario real, el desarrollo del mercado interno y de la industria nacional, el mayor empleo y el papel regulador del Estado para atenuar las desigualdades sociales.
Compañeros:
La figura inmortal de Evita no puede ser agraviada por ningún gorila o algun liberal, como esos que quieren presentarse como herederos de su trayectoria y de su gloria, que no les pertenece.
Eva Perón simboliza a la militancia en su lucha contra la injusticia, la explotación y la dependencia, porque, con su insolencia plebeya, su odio a la oligarquía, su discurso encendido, alimentado por la furia de los humillados, de los que vienen de abajo, el peronismo se reencontrará con su destino en una Patria Justa, Libre y Soberana y terminará la revolución inconclusa que Eva y Juan Perón nos señalaron.
Escribe: Blas García