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Internacionales - 07-09-2023 / 08:09
SU ENCARCELAMIENTO SE APOYÓ EN PRUEBAS VICIADAS ARMADAS POR UN BANDA ENCABEZADA POR EL EXJUEZ MORO

El Tribunal Supremo de Brasil concluyó que la condena a Lula fue un montaje de mentiras para conquistar el poder

El Tribunal Supremo de Brasil concluyó que la condena a Lula fue un montaje de mentiras para conquistar el poder
El Tribunal Supremo de Brasil concluyó que el proceso que condenó a Lula da Silva “fue un montaje cuyo objetivo era la conquista del poder”. El fallo muestra que su encarcelamiento se apoyó en “pruebas viciadas” armadas por un banda encabezada por el ex juez Moro, cuyo accionar fue “el verdadero huevo de la serpiente de los ataques a las instituciones”, que beneficiaron a Jair Bolsonaro y lo pusieron en la presidencia.
La Corte Suprema de Brasil le dio el tiro de gracia que faltaba a la siniestra Operación Lava Jato, la artimaña sucia de la derecha brasilera. Decidió anular todas las pruebas obtenidas a partir del acuerdo de colaboración (también conocido como delación premiada) con la empresa Odebrecht, al considerar que fueron obtenidas de forma ilegal por el exjuez Sergio Moro y un grupo de exfiscales.
 
La causa Lava Jato fue puesta en evidencia. El Supremo Tribunal Federal brasileño llegó a la conclusión, a través de una sentencia publicada este miércoles, que el proceso que condenó y encarceló a Luiz Inácio Lula da Silva, se apoyó en pruebas viciadas y estuvo a cargo de una banda derechista, liderada por el ex juez Moro, responsable de varios delitos. Incluso de haber contado con la colaboración de la CIA yanqui.
 
En abril de 2018, cinco meses antes de las elecciones, el entonces candidato presidencial Lula fue arrestado por orden del juez federal de primera instancia Moro: una medida "que puede ser llamada como uno de los más grandes errores judiciales de la historia del país", según el fallo del Supremo. De hecho ese "error histórico", sigue la sentencia, fue "un montaje fruto de un proyecto de poder de determinados agentes públicos cuyo objetivo era la conquista del Estado por medios aparentemente legales, pero con métodos y acciones contrarios a la ley".
 
El parecer de la corte citado arriba resume en dos líneas la idea del "lawfare", es decir emplear medios judiciales para llevar adelante una guerra política. Moro, con la complicidad del exfiscal Deltan Dallagnol, utilizó a Lava Jato como un biombo de disimulación para acabar con Lula, y por elevación con el Partido de los Trabajadores (PT). Repasando los archivos del período 2014-2018 (durante el apogeo lavajatista) se ve como los aliados políticos de Moro, entre ellos el entones diputado Jair Bolsonaro, proponían tipificar al PT como una "organización delictiva" a la cual se debía declarar ilegal.
 
El juez José Antonio Dias Toffoli, autor de este fallo del Supremo, sostiene que en su afán de acabar con Lula los responsables de Lava Jato utilizaron métodos propios de la "dictadura militar" para obtener delaciones premiadas de varios ejecutivos de la constructora Odebrecht. Debido a esa ilegalidad todas estas confesiones fueron declaradas nulas así como las consecuencias a las que dieron lugar.
 
De esta manera, cinco años después de haber sufrido la cárcel, Lula se enfrenta a una realidad en la que sus verdugos, Sergio Moro y Jair Bolsonaro, podrían terminar condenados. "¿Qué duda cabe? Sergio Moro no solo encarceló a un inocente sino que dañó a las empresas que motorizaban la economía. Lula quedó en libertad y fue electo presidente pero la economía sigue recuperándose del Lava Jato y de Bolsonaro. Moro hizo mucho daño y debería estar preso, solo por eso", asegura una fuente que trabaja de cerca en la investigación del Ministerio de Justicia.
 
La Opinión Popular
 

UNA SENTENCIA HISTÓRICA DEL SUPREMO TRIBUNAL FEDERAL DE BRASIL
 
La condena a Lula fue un "montaje" de mentiras
 
El encarcelamiento del hoy mandatario fue una medida "que puede ser llamada como uno de los más grandes errores judiciales de la historia del país", según el fallo. 
 
Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
 
Moro a menudo citó como su modelo judicial a la causa Manos Limpias (Mani Pulite) lanzada en Italia a comienzo de los años 90 contra una trama de corrupción entre empresas constructoras y partidos políticos, principalmente la ya desaparecida Democracia Cristiana. Incluso llegó a escribir un ensayo sobre aquel proceso y organizar eventos con fiscales italianos, probablemente para proyectar su imagen en Brasil y el exterior.
 
Tal paralelismo entre los procesos brasileño e italiano fue refutado por el ex procurador Gherardo Colombo, uno de los responsables de Manos Limpias, a quien este corresponsal entrevistó dos veces en Milán. Según Colombo hay una diferencia de fondo entre esas causas: y es que mientras en Italia ninguno de los fiscales se sumó al gobierno de Silvio Berlusconi, surgido en 1994 sobre los escombros del sistema político, Moro aceptó ser ministro de Justicia y Seguridad Pública del presidente Bolsonaro, beneficiado directo de la prisión y virtual proscripción de Lula.
 
 
Moro y Bolsonaro
 
Moro ejerció presión, incluso sobre el Supremo, para evitar que Lula recupere la libertad y para que esté impedido de participar en la campaña electoral frente a Bolsonaro, a quien aventajaba por entre 15 y 20 puntos según la mayoría de las encuestas a dos meses de las elecciones de octubre de 2018. Esas operaciones decididamente políticas fueron "parte de lo que aún tiene que ser investigado" dijo el abogado Luiz Carlos da Rocha, miembro del equipo jurídico que asistió al jefe petistas durante sus 580 días de prisión en un calabozo aislado de la Policía Federal en Curitiba.
 
Pero eso no es todo. Además de manipular el proceso electoral desde su despacho como juez federal a fin de allanar el camino de Bolsonaro hacia el Palacio del Planalto, Moro que por entonces era el personaje más aprobado por la opinión pública, alimentó un discurso de rasgos extremistas en el que se combinaban un acendrado antiizquierdismo, incluso antriprogresismo, con la denostación de la política.
 
El juez Toffoli sostuvo en el fallo publicado este miércoles que la hostilidad y el discurso de Moro contra Lula fueron "el verdadero huevo de la serpiente de los (futuros) ataques a la democracia y a las instituciones". Puesto en otras palabras: el exjuez tuvo un papel pedagógico en la diseminación de un estado de exaltación ultraderechista sobre el cual luego se montaría el bolsonarismo. Un bolsonarismo aún arraigado en las mentes y corazones de millones de brasileños.
 
 
Colaboración de Estados Unidos
 
Tal como se ve en esta crónica, la sentencia del Supremo tiene los la capacidad destructiva una bomba: tanto por sus consecuencias jurídicas, al ser un virtual certificado de defunción de Lava Jato, como politicas: ya que suma más argumentos para quienes pujan por la destitución del senador Moro, lo cual facilitaría la apertura más de una causa en la primera instancia judicial. Esta hipótesis no parece descabellada si se tiene en cuenta que recientemente fue destituido el número dos de Lava Jato, el exfiscal Dallagnol.
 
Fuentes del PT, citadas por el portal UOL, dijeron que en el fallo del Supremo se mencionan "indicios de cooperación irregular entre Moro y la CIA". "Entonces hubo una ayuda de la CIA para perjudicar a Lula ?", se preguntan los petistas que ya comenzaron a trazar una estrategia judicial con la mira en el juez jubilado.
 
Por Darío Pignotti
 
Fuente: Página 12
 

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