EFEMÉRIDES POPULARES. EL 10 DE MARZO DE 1993 SE CANCELAN LOS SERVICIOS INTERURBANOS DE PASAJEROS, POR DECISIÓN DE MENEM
Menem lo hizo: Cierra Ferrocarriles Argentinos y cancela los Servicios Interurbanos de Pasajeros
Mapa de la red ferroviaria argentina en el momento de su máxima extensión (aprox. 1960). Imagen: Wikipedia
Por decisión de Carlos Menem, el 10 de marzo de 1993, se cancelan los Servicios Interurbanos de Pasajeros, por el cierre de Ferrocarriles Argentinos (FA) una empresa pública que manejó toda la red ferroviaria argentina por cerca de 45 años, conformando un sistema integrado de transporte ferroviario.
Operaba tanto trenes de carga como de pasajeros, estos últimos de todo tipo: de larga distancia hacia gran parte de la Argentina, urbanos en el área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, e interurbanos entre ciudades del interior del país. Llegó a operar una de las líneas férreas más grandes del mundo, sirviendo de punto de conexión entre pequeños pueblos del interior y las zonas comerciales.
El 13 de febrero de 1947, durante la primera presidencia de Juan Perón, todas las empresas ferroviarias privadas (48.000 km de extensión) fueron nacionalizadas. El decreto 32.574, firmado el 1 de marzo de 1948, reorganizó las antiguas compañías, incluyendo a los Ferrocarriles del Estado, en ocho líneas.
Ferrocarriles Argentinos sufrió una aguda situación de cancelaciones de destinos y falta de mantenimiento durante la dictadura militar del Proceso de Reorganización Nacional que derivó en un estado de deterioro del que jamás se recuperaría. Fue privatizada por Carlos Menem entre 1991 y 1993.
Hoy, las rutas de están colapsadas de autos y camiones. Solo en 2009 hubo 7.885 muertos en las rutas argentinas. Y la cifra sigue en aumento. Aún con esa cifra, los trenes de larga distancia siguen transportando solo un 3 por ciento del total de pasajeros a nivel nacional. Una cifra vergonzosa y ridícula.
Las recientes tragedias, camineras y ferroviarias, imponen la recuperación del sistema ferroviario y esto no admite más postergaciones. Debe ser una política de Estado, sin ningún tipo de especulación política.
Por Carlos Morales para La Opinión Popular
Un poco de historia reciente
En agosto de 1989, durante la presidencia de Carlos Menem, se promulga la ley 23.696 de Reforma de Estado, que proponía la privatización o concesión de las empresas del estado. Posteriormente el decreto 666/89 daba cumplimiento a la ley anteriormente mencionada, entregando en concesión los ferrocarriles.
En el caso de los trenes de pasajeros, el decreto 1168/92 ordenaba una abrupta disminución del servicio a partir del 31 de julio de 1992, y los trenes sobrevivientes resignaban todo tipo de confort.
El 15 de diciembre de 1992 se firma decreto 2388/92 que prorrogaba el fin de los servicios hasta el día 10 de marzo de 1993.
Ese día corrieron por última vez los servicios de larga distancia de Ferrocarriles Argentinos, que a pesar de cumplir en su momento con un diagrama de emergencia, contaba con un abanico importante de destinos con muchos tramos de vía en condiciones de correr a más de 100 kilómetros por hora.
Lo que queremos es que el tren de larga distancia sea una política de estado prioritaria, ya que la inversión en ferrocarril demanda años de proceso, y no podemos seguir dejando pasar el tiempo a la espera de licitaciones de grandes obras, porque el ferrocarril necesita obras inmediatas, sin perjuicio de las licitaciones de largo plazo. Una renovación de vías debe hacerse en lo inmediato, no en diez años.
Solo en 2009 hubo 7.885 muertos en las rutas argentinas. Y la cifra sigue en aumento. Los accidentes en rutas constituyen el mayor índice de muerte en el país. Y aún con esa cifra, los trenes de larga distancia siguen transportando la triste cifra de un 3 por ciento del total de pasajeros a nivel nacional. Una cifra vergonzosa y ridícula.
Basta de excusas porque no hay motivos para seguir postergando inversiones en la red ferroviaria. No estamos atravesando una crisis económica que implique ahorrar recursos y postergar al ferrocarril, es ahora o nunca. Los argentinos queremos los ferrocarriles en marcha.
Hoy, esa ruta de asfalto es la que está colapsada. Y así llegaron los 7.000 muertos por año y un sinfín de factores que nos hicieron retroceder como país. El 10 de marzo el gobierno de Menem cerró los trenes para la supuesta búsqueda de progreso. Y esto fue posible gracias a la creencia generalizada y errónea de que ya no era posible mantener ferrocarriles.
La política implementada por Menen, y continuado por los sucesivos gobiernos ha mostrado sus consecuencias en las tragedias evitables del 13 de septiembre de 2011 cuando chocaron dos trenes de la Línea Sarmiento con un colectivo de la línea 92 y como resultado 11 personas murieron y más de doscientas resultaron heridas; y la de Once, donde hubo 51 muertos y más de 600 heridos,
La recuperación del sistema ferroviario nacional no admite más postergaciones. Ésta debe ser una política de Estado, sin ningún tipo de burocracia, mezquindad o especulación política.