Nacionales - 03-09-2012 / 09:09
EFEMÉRIDES POPULARES. EL 3 DE SEPTIEMBRE DE 1946, PERÓN ADQUIERE LOS BIENES DE LA UNIÓN TELEFÓNICA
Se nacionaliza la empresa yanquis The United River Telephone Company Ltd, subsidiaria del pulpo ITT
La nacionalización de la Unión Telefónica que antes perteneciera a la ITT (International Telephone and Telegraph) fue un logro nacional y popular del gobierno de Juan Perón.
Sostiene Norberto Galasso, en su monumental obra "Perón", que a pocos meses de haber asumido Juan Perón la presidencia de la Nación, en 1946, parte de las divisas acumuladas - producto de una balanza comercial positiva debido a la Segunda Guerra Mundial, estaba bloqueado en Londres- fueron destinadas a la recuperación de la Unión Telefónica.
El 3 de setiembre de 1946, el Gobierno popular adquiere la mayor parte de las acciones de la empresa Unión Telefónica (United River Plate Telephone Co. Ltda.), vinculada al pulpo norteamericano International Telegraph and Telephon (ITT), el cual, en 1929, había comprado a capitales británicos.
La operación se cierra en 95 millones de dólares (activo: 483 millones de pesos, pasivo: 164 millones de pesos, patrimonio neto: 319 millones de pesos). La nueva empresa -Empresa Mixta Telefónica Argentina (EMTA)- en julio de 1948 se transforma en empresa estatal.
Un contrato de asesoramiento técnico y de provisión de materiales, por diez años, con la empresa Standard Electric, filial de la ITT, es rescindido en mayo de 1952, cuando el país ya se halla en condiciones de independizarse en materia tecnológica.
Más allá de las dificultades y obstáculos derivados de una política nacional en materia de telecomunicaciones, ENTEL brinda resultados muy interesantes en esos primeros años de gestión. Así, mientras en 65 años -entre 1881 y 1946- la Unión Telefónica, primero inglesa y después yanqui, colocó 457.000 teléfonos, en solo diez años -1946 a 1956- ENTEL colocó casi 600.000 aparatos.
Entre 1949 y 1954 la empresa arroja superávit. Un logro nacional y popular.
Por Blas García
El ministro del Interior, Ángel G. Borlenghi, manifiesta que "el capital privado no demostró tener interés suficiente para intervenir en la financiación y sostenimiento de la EMTA porque ese capital privado no tiene ningún interés económico sino político: el de dirigir la empresa (...) El capital es bien recibido en nuestro país y tendrá todas las garantías necesarias, pero en función económica y no en función política, de modo que no puede dirigir empresas de servicios públicos de esta importancia para la economía y la soberanía del país (...) por lo cual el Estado toma este servicio totalmente a su cargo".
En 1946, el gobierno argentino ha firmado un contrato de asesoramiento técnico y de provisión de materiales, por diez años, con la empresa Standard Electric, filial de la ITT Este acuerdo de provisión de tecnología y materiales es agriamente criticado por los partidarios de la privatización, quienes, colocándose ahora en defensores de la soberanía nacional, imputan entreguismo al gobierno.
Así sucede a menudo en todas las luchas difíciles: un país que hasta ese momento ha sido subsidiario en materia de productos industriales, repuestos y tecnología debería -según estos supuestos antiimperialistas- alcanzar de golpe una total autarquía. Por supuesto, si se hubiese intentado ese camino, los mismos críticos -ante la menor falla de funcionamiento- se habrían burlado de la deficiencia del servicio, "producto del exacerbado nacionalismo que supone la posibilidad de autonomía nacional en un mundo interdependiente".
El contrato es rescindido en mayo de 1952 -cuando el país ya se halla en condiciones de independizarse en materia tecnológica- abonándose a la empresa extranjera una indemnización de 3 millones de dólares.
Fuente: Perón, Tomo 1, de Norberto Galasso, Ed. Colihue
Por Blas García